Advierten por la calidad de las semillas de soja para uso propio
La semilla de soja que guarda el productor para uso propio presenta dificultades con la calidad, indicó a VERDE el fitopatólogo Carlos Pérez, director de la Clínica Vegetal. “El agricultor no está acostumbrado a trabajar con problemas de humedad en cosecha y hay una calidad de semilla muy diversa”, señaló. Además, durante el verano pasado también hubo golpes de altas temperaturas que afectaron la calidad fisiológica de la semilla, dijo.
Indicó que los análisis muestran lotes de semillas de soja que germinan “muy bien”, con niveles de 95% o 96%, pero “con un nivel de vigor muy bajo”, que se detecta por el test de tetrazolio, con el que “podemos medir la fuerza y la energía de la semilla para poder salir del suelo”. Con un bajo vigor “se corren riesgos de no lograr una buena implantación” del cultivo frente a condiciones adversas, ya sea por “alta humedad o que esté muy seco”.
Consideró que esto le puede generar “un tropezón” al productor, porque “puede pensar que con germinación alcanza”, pero “eso no es suficiente para arrancar con un buen cultivo”. A la vez, señaló que las empresas semilleristas “se enfrentaron con este problema a inicios del almacenamiento e hicieron una buena clasificación, lo fueron manejando porque son especialistas en manejar la calidad de la semilla”.
Según Urupov, el 52% del área cultivada con soja durante la zafra 2023-2024 se sembró con semilla comprada por los productores, tanto categorías comerciales como certificada (semilla etiquetada), mientras que el 32% se sembró con semilla de uso propio, dentro del Sistema de Valor Tecnológico (SVT) que lleva adelante la institución.
Unas 214.000 hectáreas que se sembraron con semilla de origen ilegal y de uso propio que no se declaró ni se registró ante el SVT. En cambio, en la zafra 2022-2023 la semilla de uso propio dentro del SVT llegó al 41% del total.
Sobre las causas del bajo vigor que afecta a la semilla de soja en manos de los productores, Pérez explicó que se registró en lotes de semilla originados a partir de variedades de ciclos largos, que florecieron temprano, se enfrentaron a eventos de muy alta temperatura asociada a baja disponibilidad de agua, y tuvieron una afectación fisiológica en el desarrollo de la semilla. También se observó en semillas que fueron cosechadas con alta humedad y conservadas con alta humedad. “Cuando se guarda semilla debemos hacerlo con baja humedad, seca, para bajarle el metabolismo y que no se envejezca. Cuando la cosechamos y guardamos húmeda, la semilla sigue activa, empieza a envejecerse y va perdiendo vigor”, explicó.
Con algunos productores “fuimos realizando un monitoreo a lo largo del invierno, para ver la evolución de la semilla, con el objetivo de llegar a setiembre u octubre sin problemas en vigor y germinación”. Indicó que “es muy importante respetar los niveles de humedad para la conservación, porque la semilla que perdió calidad no la va a recuperar. Una semilla de buena calidad pero húmeda, irá perdiendo la calidad”.
Más allá de la calidad fisiológica de la semilla, como la germinación y el vigor, “tenemos el factor hongos´, que fueron favorecidos por la alta humedad durante la cosecha”, comentó. El fitopatólogo indicó que los hongos que están en la planta “pueden estar sin causar epidemia y no tienen por qué haber sido un problema en las sojas del año pasado”. Aunque “si estaban presentes, pueden estar en la semilla y afectar la germinación”, advirtió. Se está observando que “hay una muy buena respuesta al curado”, donde en algunos lotes de semilla “con el curado se pasó de 70% o 75% de germinación a 92% o 95% de germinación”.
Según Pérez para que exista esa respuesta, “tiene que haber calidad fisiológica, porque si el problema es la fisiología, por más que curemos con fungicidas, el hongo no está limitando la germinación”. En esa línea, resaltó que “si se parte de una semilla de mala calidad, por más que esté seca, ya es de mala calidad. Si el embrión está muerto, está muerto. Si el cotiledón está muerto, está muerto. Se debe identificar la semilla de buena calidad y conocer en qué condición debe estar para que mantenga esa calidad hasta el momento de la siembra”. Durante el último año “se hizo muy complejo”, porque “tenemos factores que están condicionando la calidad con la que llegará a la siembra y hay que entenderlo, porque no es simplemente: la curo y va a mejorar”.
Enfatizó en acercarse al potencial de implantación que tiene ese lote de semillas, “sabiendo el nivel de carga fúngica, el porcentaje de germinación, el vigor que tiene la semilla, lo que se puede complementar con el índice de patogenicidad del suelo, que marca la cantidad de patógenos que hay en el suelo y cómo puede afectar la implantación”. A veces “nos enfocamos en el curasemilla para matar lo que está en la semilla y nos olvidamos de lo que se va a encontrar esa semilla cuando sea sembrada en el suelo. Con esos elementos podemos tener una visión más holística del problema y lograr mejor implantación, que es el inicio del éxito del cultivo. Un cultivo mal implantado nos condiciona de arranque”.
LA VISIÓN DEl INASE
El presidente del Inase, Álvaro Núñez, dijo a VERDE que la semilla “normalmente se trata fundamentalmente por los hongos que pueden aparecer a nivel de suelo”. En particular, “este año, debido a las condiciones que se dieron en la cosecha, la semilla viene con una carga de hongos muy alta, y eso implica que la semilla de soja sin un tratamiento para controlarlos tiene problemas para llegar a los niveles mínimos exigidos de germinación, que se ubica en 80%”.
Por esa razón, desde el Inase “recordamos que es posible liberar lotes para su comercialización mediante la prueba de tetrazolio, que es un análisis que se realiza en pocas horas y permite estimar la viabilidad de la semilla y liberar los lotes que estén dentro de estándar para ganar tiempo, mientras se continúa con el análisis de germinación”.
Núñez explicó que esta práctica permite evitar problemas logísticos y demoras en la entrega por parte de las empresas semilleristas. “Al tratar la semilla con fungicidas se llega a niveles normales de germinación”. Pero “el problema es que normalmente las empresas no tratan las semillas hasta prácticamente el momento de entregarlas al productor”, señaló.
Explicó que eso ocurre por dos razones: “una porque en caso de haber excedentes no podrían destinarlas a industria; y la más importante es que si la semilla se trata con mucha anticipación, el mismo tratamiento podría afectar la germinación”. Por lo tanto, “este mecanismo permite, a través de la prueba de tetrazolio, no generar demoras en la liberación de los lotes, evitando complicaciones logísticas y demoras”, afirmó.
El presidente del Inase señaló que en este momento (mediados de setiembre), al analizar el porcentaje de germinación de la semilla sin tratar, “da valores bajos, que no permiten liberar el lote debido al ataque de hongos en el proceso de germinación, pero sí alcanza buenos valores de germinación cuando es tratada”.
“Por consultas de las empresas se empezó a ver el tema logístico y las demoras que se podrían generar en la entrega de semilla a los productores. Analizamos la situación y consideramos que sería útil aprovechar la opción de liberar la comercialización de lotes de semillas con la prueba de tetrazolio, y proceder a la rápida entrega, y en forma paralela continuar con la prueba de germinación tradicional”, recomendó.
Para Núñez la preocupación pasa por la semilla de uso propio, la semilla que guarda el productor en muchos casos va a las plantas de procesamiento, cuenta con análisis de germinación y “está en la misma situación que la semilla comercial de soja”. Consideró que “lo más preocupante” es la semilla que no pasa por las plantas de procesamiento, que está en los campos de los productores y se procesa con máquinas móviles allí mismo”. En este caso, “es posible que no estén en conocimiento del problema”, advirtió.
El jerarca admitió que su inquietud es que los productores “estén al tanto de este inconveniente, que hagan análisis de germinación y se informen respecto a qué fungicidas usar para tratar la semilla antes de sembrarla”. Agregó que “en otros contextos se puede sembrar semilla sin tratar y, si no se dan condiciones de exceso de humedad en el momento de la siembra, se logran buenos niveles de implantación”, pero insistió que “este año sí es importante, porque es muy alta la carga de hongos que viene con la semilla”.
Consultado por la disponibilidad de semilla, dijo que Inase actualmente no dispone de datos objetivos de la totalidad de la oferta, aunque “sí contamos con la información de las empresas y anticipamos que el abastecimiento se completará con importaciones y no faltará semilla”, aseguró el presidente del instituto.
Los precios de las semillas en esta zafra
El monitoreo de precios de semillas que realiza la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anaprose) marca que en esta zafra hay variables “interesantes” vinculadas con el clima, la demanda y la aparición de plagas “nuevas”, dijo a VERDE el gerente de Anaprose, Rodolfo Fonseca.
Señaló que en el caso de la soja, cuya semilla prácticamente se produce en Uruguay, “el precio bajó 5% en promedio respecto a la zafra anterior”, por lo que es una semilla algo “más barata por la baja del grano respecto a la campaña pasada, pero con mayores costos operativos”, porque hubo que secar la mayoría de los lotes y descartar otros.
Eso se explica por el impacto climático en la calidad, y recordó que se venía de una zafra con problemas en la disponibilidad de semillas.
Según Anaprose, el valor de referencia de la semilla de soja es de “US$ 1,27 por kilo o US$ 1.270 por tonelada para la RR1” y de “US$ 1.650 la tonelada para Intacta”.
En el caso del maíz, el precio de referencia es de “US$ 150 por bolsa para las de tecnología RR-Bt”, de “US$ 217 para Viptera” y de “US$ 183 para VT Triple Pro”, indican los datos publicados en la web de esta gremial. Considerando las tres tecnologías en maíz, se registra un aumento de 3% respecto a la zafra anterior, con variaciones específicas de 15% de incremento en el RR-Bt, de 6% de disminución en la Viptera y un mantenimiento en la tecnología VT Triple Pro, comentó.
En cuanto a la semilla de sorgo, los precios de referencia de Anaprose son de US$ 6,50 por kilo para grano, de US$ 2,40 para el forrajero y de US$ 4,95 para el silero, que significan aumentos de 33% en el granífero y de 24% en el silero en comparación al año anterior.
Nota de Revista Verde N°117