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Sistemas agrícola-ganaderos con el peor resultado de la serie histórica, según Fucrea

4 de enero de 2024

El ingreso de capital promedio de las empresas con esos sistemas mixtos fue de US$ 12 por hectárea, en las ganaderas fue de US$ 77 y en las lecheras US$ 375.

El ejercicio 2022-23 fue “muy complejo, de malos resultados, el impacto de la seca y el deterioro de los precios de granos y ganadería impactó fuertemente en los resultados de las empresas agrícolas-ganaderas”, dijo el coordinador agrícola-ganadero de Fucrea, Nazar Rodríguez. 

El movimiento Crea analizó 57 empresas agrícola-ganaderas con una superficie total de 85.763 hectáreas, pertenecientes a siete grupos. El ingreso de capital (IK) promedio alcanzó solamente US$ 12 por hectárea (ha).

 

Rodríguez indicó que el deterioro en la rentabilidad fue provocado mayormente por una caída fuerte del IK, que se explica fundamentalmente por el bajo producto bruto, sobre todo agrícola. El producto bruto (PB) agrícola cayó 50%, y el PB ganadero cayó casi 20%. Los costos en general aumentaron “muy poco”, sobre todo “por efecto de compras anticipadas de insumos caros para agricultura e incremento de costos de alimentación para la ganadería. La producción ganadera cayó por la menor producción forrajera, que se tradujo en menor dotación y menor producción individual, a pesar de mayor costo de alimentación. También se registró una caída en el precio del kilo producido, del orden de 10%.

Señaló que “el 80% del resultado obtenido en el ejercicio 2021-22, que fue el mejor de la historia con US$ 830 por ha, se utilizó para financiar y paliar las pérdidas de 2022-23”.

El IK es utilizado en Crea para comparar el resultado económico de las empresas, pero dicho indicador no contempla el costo de la tierra, ni el costo del capital necesarios para producir.

Rodríguez recordó que los productores Crea iniciaron el ejercicio con empresas fuertes, consolidadas financieramente, por los excelentes resultados de gestión del ejercicio anterior. “Las expectativas eran altas. Si bien los cultivos de invierno 2023 obtuvieron resultados productivos muy buenos, y precios buenos, de allí en más se profundizó el efecto del año Niña, que impactó brutalmente en los rendimientos de cultivos de verano, provocando pérdidas absolutamente fuera de lo común en el sector agrícola”.

Asimismo, “la ganadería sufrió una fuerte caída de precios, al tiempo que la sequía provocaba reducciones considerables de productividad e incremento de costos de alimentación. Sin embargo, por las mejoras en infraestructura de aguadas y sombra realizadas por los productores en forma anticipada y el uso estratégico de reservas y suplementos, el efecto sobre la producción animal no fue más dramático. A pesar de ello, la fuerte caída de precios también provocó una fuerte pérdida patrimonial. De la combinación de todos estos factores, los resultados obtenidos configuran el peor ejercicio económico de la serie histórica”, explicó.

Las empresas que tomaron seguros de rendimiento atenuaron sus resultados negativos, pero esa herramienta no fue generalizada, debido a altos costos y poco apetito de riesgo de las aseguradoras. “Gracias a la fortaleza de venir de un muy buen ejercicio, con empresas fuertes, en funcionamiento y un grado muy bajo de endeudamiento se está pudiendo salir, con dificultades, de la compleja situación de la sequía”, agregó.

De cara al ciclo 2023-24, indicó que la caída de precios de todos los productos agrícolas determina la necesidad de volver a buscar altos rendimientos, un 25% por encima de los promedios nacionales, intentar no tener problemas de calidad y contar con seguros. A la vez, “la ganadería parecería haber encontrado los pisos de precios y persiste la amenaza de concentración de la industria. Un mercado ganadero con una caída muy importante de precios como hace años no se observaba y mantenido en el tiempo por periodos muy largos”. 

Rodríguez consideró que el precio de la tierra se mantiene alto y el costo de las rentas sigue “siendo una amenaza”, con escasa probabilidad de negociación. 

“Es necesario ajustar las empresas a las nuevas coyunturas, con rapidez: asumir las pérdidas y buscar la recuperación en base a rendimientos agrícolas y ajustes del negocio ganadero. Bajar costos, dentro de lo posible, siempre y cuando esto no altere la productividad”, recomendó.

LOS SISTEMAS GANADEROS

El IK promedio de las empresas ganaderas de Fucrea fue de US$ 77 por hectárea, que surge luego de analizar 210 empresas con sistemas de cría, ciclo completo, ciclo incompleto e invernada. Gonzalo Ducós, coordinador ganadero de Fucrea, explicó durante la presentación de la información en la sede de la institución, que durante el ejercicio 2022-23 se presentaron tres eventos negativos a la vez: una de las secas más grandes de los últimos 50 años, una reducción de más del 30%, entre inicio y fin de ejercicio, y una disminución del valor del dólar de 13%. Esta combinación de factores determinó uno de los peores resultados de la serie histórica.

Con el IK las empresas deberían remunerar la tierra y el capital que utilizan. “Desde este enfoque, a largo plazo, las empresas deben generar ingresos suficientes para pagar la renta de la tierra que usan y un retorno sobre el capital invertido similar a su colocación financiera, como una forma de medir su competitividad dentro del sector en el cual se desempeñan”, dijo.

La renta media de la tierra ganadera, de acuerdo con su índice Coneat y a precios de mercado, se estimó en US$ 89 por hectárea y por año. Considerando un costo medio del capital del 5%, se estimó el costo del capital invertido, que equivale a un costo medio de US$ 31 por ha por año.

De acuerdo con estos supuestos, las empresas, en promedio, deben generar al menos US$ 120 por hectárea de ingreso de capital (IK) para remunerar la totalidad de los factores. En el ejercicio 2022-23 tan sólo el 19% de las empresas logra remunerar los factores de producción que utiliza, a precios de mercado. Adicionalmente, las empresas ganaderas registraron fuertes pérdidas patrimoniales por la caída de valor del stock ganadero, que alcanzan cifras que en promedio son superiores a US$ 270 por hectárea.

Para el ejercicio en curso, Ducós sostuvo que se espera una producción física superior, asumiendo una recuperación de la producción forrajera de la mano de un efecto climático positivo y con precios que no logran repuntar. Se proyecta que el IK sea similar al de 2022-23, pero sin las variaciones negativas que se dieron en el ejercicio anterior con el valor del ganado. “Si el clima genera un diferencial positivo y las empresas logran captarlo, sumado a una baja de costos en alimentación, el resultado de las empresas podría mejorar entre 10% y 15% frente a este último año”, concluyó.

LECHERÍA

Renzo Pisciottano, coordinador lechero de Fucrea, señaló que en el ejercicio 2022-23 se analizaron 116 empresas que incluyen la producción lechera en sus sistemas, donde 94 lo hacen en forma exclusiva y 22 diversifican con otros rubros. De las 94, seis realizan su producción encerrando bajo techo al menos un lote de ordeñe durante todo el año, y esas se analizan por separado.

El ejercicio bajo análisis “fue atravesado por la peor sequía desde que se tienen registros, con precipitaciones que en promedio no superaron el 45% de las esperables para el período”. Por otro lado, y explicado “casi enteramente por una baja en la tasa de cambio, un aumento de 11,4% en el precio del litro de leche expresado en dólares americanos, respecto al recibido en el ejercicio 2021/22”.

El productor promedio de Fucrea tuvo un IK de US$ 375 por hectárea. En términos físicos, mantuvo la productividad en 6.224 litros por ha (Superficie Plataforma Lechera) frente a los 6.228 litros del ejercicio anterior. El costo extra asociado a la sequía estuvo en torno de los US$ 500 por vaca masa.

La pérdida total o parcial de pasturas “obligó a realizar siembras no previstas, aumentando el gasto en semillas, fertilizantes y utilización de maquinaria”. Se completa el cuadro con la decisión de los productores, “ante la mala perspectiva de cosechar forraje, de bajar la carga animal, en particular reduciendo el rodeo en ordeñe un 5%”.

En los precios de los insumos se destaca que la alimentación del ganado aumentó casi el 52% respecto al ejercicio anterior. “Las empresas que mantuvieron sus sistemas productivos a pleno, transformando el problema productivo en financiero, obtuvieron resultados positivos. Las que optaron por cerrar la canilla, obtuvieron resultados sensiblemente menores”, dijo.

Nota de Revista Verde N°111

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