15 Años

Propietarios de campos vieron a los uruguayos como “una oportunidad”

26 de abril de 2023

El fortalecimiento de los productores locales fue uno de los cambios más relevantes de la agricultura uruguaya, transformándose en el pilar de la consolidación del sector

Las empresas vinculadas con la agricultura tuvieron que enfrentar múltiples desafíos y adaptarse a los cambios para poder aprovechar las oportunidades que se fueron generando. Este fue el caso de la empresa familiar que integra Gabriel Wornicov, junto a sus hermanos, que produce en la zona Young, departamento de Río Negro. 

Su padre (Carlos) comenzó siendo un productor medianero. Luego de la crisis sanitaria, climática y financiera de fines de la década de 1990 y principios de los años 2000, con la llegada de inversiones extranjeras, se dedicaron a los servicios agrícolas. Sin embargo, la caída de precios de la zafra 2014/15 y los cambios ocurridos, llevaron a la empresa a dedicarse exclusivamente a la producción propia, tanto en agricultura como en ganadería.

Cuando Gabriel Wornicov egresó de la Facultad de Agronomía “tenía la gran ilusión de aplicar todo el paquete tecnológico disponible”, pero en esos años se dio “la tormenta perfecta”, ya que se sumaron varios fenómenos adversos: sequía, fusarium (en trigo), precios bajos, fiebre aftosa y crisis financiera, recordó. 

“En ese momento veníamos con rendimientos de trigo de 2.500 kilos por hectárea (kg/ha), y por el fusarium pasamos a producir 800 kilos de trigo por hectárea y de mala calidad” comentó. Y al año siguiente, “nuevamente hubo fusarium y logramos 1.200 kg/ha”, agregó. Previo a esa situación sanitaria del cereal “se había registrado una sequía importante”, por lo que “fueron cuatro años de resultados que por suerte nunca se repitieron”, dijo. 

Esto, sumado a los bajos precios, a la aparición de la fiebre aftosa en 2001 y a la crisis financiera en 2002, dejó como saldo una empresa muy endeudada. 

“Se necesitaron entre 10 y 15 años para pagar esas deudas”, confirmó el productor.  De todas formas, aseguró que los bancos tuvieron “mucha paciencia”, ya que de lo contrario hubiera sido “una catástrofe”. También destacó el rol que jugaron los proveedores de insumos, que “brindaron apoyo y soluciones a los productores; eso fue clave”, acotó. 

Después de la tormenta

Con el auge agrícola y la llegada de inversores extranjeros, la empresa “empezó a cambiar”, dijo. Su padre continuó con la producción agrícola en medianería, mientras que él y su hermano Darío comenzaron a dedicarse a los servicios agrícolas. 

“Durante 10 años crecimos mucho con los servicios”, comentó. Realizaban tareas que incluían todo el paquete asociado al manejo del cultivo: siembra, pulverización y cosecha. “Al prestar servicios a empresas extranjeras íbamos mejorando e incrementando nuestro parque de maquinaria”, recordó Wornicov. 

La llegada de los capitales extranjeros cambió la modalidad de la agricultura en campos de terceros. La medianería perdió terreno y ganaron espacios los arrendamientos en dólares. “El productor uruguayo estaba sin capital y le fue muy difícil competir con los precios que pagaban los productores extranjeros. Entonces, fue quedando con menos área y eso llevó a que muchos productores pasen a los servicios”, comentó. 

En ese contexto, “nuestra empresa pudo seguir durante algunos años con el sistema de medianería, porque no se vendieron los campos donde se producía y por el relacionamiento con los dueños. Con el tiempo tuvimos que adaptarnos a lo que mandaba el mercado y pagar las rentas en dólares”, señaló. 

Problemas logísticos y de mano de obra

En tanto, el incremento en el área de servicios “trajo aparejado algunos problemas logísticos”, así como evidenció las “dificultades de conseguir mano de obra calificada”, afirmó.

Wornicov recordó que “en aquel momento la empresa empleaba a más de 20 personas. En la zafra 2014/15 se había sembrado con costos asociados a una soja que valía US$ 500 por tonelada, pero se produjo una fuerte caída, y la producción se terminó vendiendo a US$ 350 por tonelada”. 

A partir de ese momento se profundizaron las caídas de los márgenes de las labores agrícolas. Con ese escenario “pudimos bajar rápidamente la actividad relacionada al servicio de siembra y pulverización, mientras que el de cosecha, si bien continuamos durante dos años más, también la abandonamos”, explicó. 

La recuperación de campos

Wornicov rescató que esa caída de precios significó “una oportunidad para recuperar campos”, porque las grandes empresas agrícolas comenzaron a replegarse y otras directamente se retiraron del negocio. “En esos años yo ya estaba más vinculado a la dirección de la empresa, pero mi padre que siempre fue chacrero tenía una visión y una convicción muy particular; seguía marcando los grandes lineamientos”, describió.

Esos momentos “fueron claves para redireccionar el camino de la empresa”, dijo. Previo a esa zafra “analizábamos incrementar el área de servicios y expandirnos a otras zonas, pero nos hizo ver que no era el camino, sino que debíamos apuntar a incrementar el área de siembra”, comentó el productor. 

También recordó que, cuando los números se ajustaron, fue su padre quien los “impulsó a crecer, para que los ingresos se mantuvieran, por lo que comenzamos a sembrar más área”. 

Indicó que a partir de los cambios registrados en la zafra 2014/15, “los propietarios de la tierra vieron a los uruguayos como una oportunidad”, porque “se asumieron los riesgos, a pesar de los precios más bajos”. Consideró que “esto hizo que a los extranjeros les sea más difícil competir por campos, mientras que el uruguayo que cumple se hace fuerte”.

Wornicov comentó que en los últimos 20 años se pasó del sistema de medianería a una renta en dólares por hectárea, y desde hace unos siete u ocho años llegaron los kilos de soja por hectárea. “La soja es lo más transparente, porque copia el precio internacional, por eso se usa como moneda para fijar el costo de los arrendamientos”, sostuvo.

Actualmente la empresa siembra la misma cantidad de hectáreas en campos propios y arrendados. “Nos hemos ido capitalizando, adquiriendo campos. Los campos propios nos permiten bajar el riesgo del negocio”, comentó. Además, explicó que en caso de incorporar área, “salvo que sea una oportunidad”, la idea es aumentar la superficie dedicada a la ganadería, mientras que en agricultura “preferimos mantenernos”. 

Maquinaria propia

La maquinaria que utilizan en la empresa es propia, e incluso considera que están “sobre dimensionados”, dijo el productor.  Analizó que desde el punto de vista agronómico esa sobredimensión en maquinaria es “una ventaja”, para aprovechar las oportunidades que se dan en la agricultura. 

Planteó, a modo de ejemplo, que “en los momentos de siembra existen ventanas muy chicas. Si se aprovechan te permiten lograr un diferencial grande, por eso es bueno contar con tanta maquinaria”. Además de realizar las tareas “en tiempo y forma”, algo que tiene una incidencia relevante en el actual negocio. 

“La fecha de siembra de cada cultivo es fundamental y, además, sembrar un cultivo de verano con una plantadora de doble disco, por ejemplo, tiene un plus que se ve claramente reflejado en el momento de la cosecha”, consideró sobre este punto.

Venta anticipada

Wornicov consideró que “uno de los grandes cambios de los últimos años ha sido la venta anticipada de los granos, lo que permite fijar un precio”, realidad que se da en colza, cebada y soja. Explicó que ese instrumento, en el caso de los cultivos de invierno, “es lo que está permitiendo crecer en área”. 

En el caso del trigo, más allá de lo agronómico, “no contar con herramientas claras para la fijación de precios ha sido un factor clave a la hora de determinar el área de siembra”. En una zafra como la que pasó, “si no tenías calzados los insumos, con precios que se habían disparado por la suba de los granos, podés quedar totalmente descalzo, porque los precios de colza y cebada bajaron de manera importante, y se precisa sacar mucho rinde para no perder márgenes”, advirtió.

Insistió que si los insumos son caros y el productor no se puede calzar con los precios de los granos, “es muy difícil”. Comentó que esta estrategia ha sido definida por la empresa desde hace unos cinco años. “Incluso ahora para la zafra verano, antes de la siembra ya teníamos ventas anticipadas para calzar costos”, explicó. Además, “antes de arrancar nos gusta tener todos los insumos que se van a utilizarse”, dijo.

Doble cultivo

Desde hace cuatro años “el doble cultivo ocupa dos terceras partes de la superficie y tiene un peso importante en la empresa”, comentó Wornicov.  Consideró que “es muy sano para la diversificación que logra la empresa y para el sistema, porque se fertiliza tanto en invierno como en verano”. 

Recordó que antes solo se medían los niveles de fósforo en el suelo y desde hace algún tiempo se sumaron potasio, azufre, zinc y micronutrientes. También destacó el porte que brinda la genética en todos los cultivos. “Cada vez tienen más potencial”, por lo que es fundamental “hilar más fino” para obtener buenos rendimientos.

El ingeniero agrónomo resaltó que los techos de rendimiento vienen creciendo, a pesar de tener varios años de agricultura. “Hay más genética, más manejo, más herramientas para el control de malezas, como Amaranthus, raigrás o carnicera, que sigue estando. Vamos adoptando las últimas tecnologías disponibles para enfrentar estas situaciones”, comentó. 

Además, explicó que los campos propios y la mitad de los arrendados son rotados con pasturas. “Si pudiéramos hacerlo en el 100% sería lo ideal. Rotar con pasturas es el mejor manejo, porque se cambian los herbicidas y nutrientes”, consideró. En esa línea, comentó que en ganadería producen en ciclo completo abierto, y descartó por ahora la posibilidad de incluir el engorde a corral. 

Nota de Revista Verde N°106. 15 años

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