Un sistema lechero simple, eficaz y de alta productividad por hectárea

En el tambo Montegrande, de Juan José Torterolo, se logran 15.000 litros de leche por hectárea al año, con 8,10% de sólidos; se trata de un planteo de alta carga y bajo costo
El productor lechero Juan José Torterolo comenzó su actividad en el predio familiar, en 1976, ordeñando 20 vacas. Luego de 45 años de trabajo, junto con su equipo, actualmente lidera el establecimiento Montegrande. Allí administra 180 hectáreas,donde se producen más de 15.000 litros de leche por hectárea al año, con un planteo sencillo y sustentable.
La empresa fue presentada en Pasturas 2021, la jornada que organiza PGG Wrightson Seeds, que volvió al campo luego de la reunión virtual realizada en 2020. El tambo de Torterolo está ubicado cerca de la ciudad Rodríguez, en el departamento de San José. El objetivo del encuentro fue mostrar un planteo lechero competitivo y rentable, sobre la base de pasturas.
El tambo tiene más de 40 años de actividad, y se fue “ajustando a los requerimientos técnicos”, dijo el titular del establecimiento. Torterolo comentó que la productividad del predio se ubica entre 15.000 y 16.000 litros de leche por hectárea, tras haber logrado un “crecimiento constante” en el manejo del pasto y de los animales, algo que requirió “muchos años para afinar” el sistema. Aunque “todavía se puede superar un poco más” ese nivel de producción, afirmó.
El productor se refirió a la importancia de “acompañar el proceso de parición con la producción de pasto”, y en años secos tener la menor cantidad de vacas en ordeñe. “Hay que tener un manejo financiero como plan de contingencia” para comprar alimentación para las vacas, explicó.
Además, indicó que el 60% de la dieta de las vacas que integran el rodeo lechero es pasto en cosecha directa, otro 15% son reservas y se suma un 25% de concentrados. En el momento de la jornada (28 de octubre), dijo que “se están consumiendo 9.000 kilos de pasto directo con la vaca, lo que nos marca que estamos produciendo 12.000 kilos de pasto”, acotó.
El slogan de la jornada fue: El pasto adelante de la vaca. Significa que “hay que brindarle todas las condiciones para que pueda expresar el potencial, porque no podemos tirar una semilla sino está todo ajustado para que produzca lo que tiene que producir. Sino es como comprar una Ferrari y echarle queroseno”.
El ingeniero agrónomo Clever Machin, asesor, dijo que “José Torterolo tiene muy definidos los objetivos de su empresa y los lleva adelante con rigurosidad”.
En su definición de las principales características de su planteo productivo, dijo que “las metas iniciales fueron trabajar con un sistema de alta carga pero de bajo costo, apalancado en el consumo eficiente del forraje producido. A partir de esos objetivos, con un proyecto llevado adelante con Conaprole, en la empresa se aumentó la carga animal original y se cambió el biotipo de vaca”.
La implementación de este sistema mostró alentadores índices de productividad. En Montegrande se logra 8,10% de sólidos por litro de leche producida, mientras que el promedio de Conaprole se ubica en 7,30%; y ese porcentaje le asegura un muy buen precio al tambo.
La producción de materia seca por hectárea (MS/ha) alcanza valores de 8,3 toneladas, que se acercan a 12 cuando se considera el coeficiente de utilización.
La carga animal es alta: 2,35 vacas por hectárea; y la superficie de la plataforma en ordeñe son 147 hectáreas. Allí se alimentan 345 vacas como promedio anual, aunque en el período setiembre-noviembre, de máxima producción estacional, se incrementa hasta 440 vacas, que configuran el 100% del rodeo en ordeñe.
La recría se instrumenta fuera de la empresa, con un sistema intensivo, desarrollado por la Sociedad de Productores de Leche de Florida. Las terneras se van del campo a los tres o cuatro meses de nacidas y vuelven a parir desde principios de marzo.
El costo del litro de leche, considerando solo los gastos de alimentación de las vacas con el sistema de Torterolo, se ubica en US$ 0,14. El margen en plataforma de ordeñe es de US$ 3.500 por hectárea, ubicándose en US$ 0,20 o US$ 0,22 por litro de leche. No obstante, hay que aclarar que ese dado no es el resultado de la empresa, porque luego hay que pagar renta y el resto de los costos operativos, como salarios, impuestos, entre otros, para determinar la real utilidad de la empresa.
“Un sistema de alta carga y elevada producción enfrenta dos riesgos principales: la variabilidad climática y las variaciones en la relación de precios entre el litro de leche y el del kilo de alimento concentrado. Hay que estar atentos a estas variables y, si corresponde, implementar el plan B de la empresa”, advirtió Machin.
Para enfrentar la variabilidad climática es imprescindible contar con suficientes reservas forrajeras hechas a tiempo. Además, si el año viene complicado y esas reservas se gastan antes de lo pensado, hay que salir a comprar para reponerlas. “Este criterio le otorga gran estabilidad al sistema de Montegrande”, explicó.
Por otro lado, la relación entre el litro de leche y el kilo de concentrado es un indicador clave en un sistema intensivo que maneja altos niveles de suplementación. “Cuando la relación de precios no es buena, se reduce rápidamente el suministro de concentrados, lo que disminuye en alguna medida la producción individual, pero eso no influye demasiado en el ingreso de capital final”, indicó.
Manejo simple
El sistema de producción de Montegrande está “meticulosamente estudiado para funcionar con un manejo simple”, describió Mateo Carrere, integrante del área de Investigación y Desarrollo de PGG Wrightson Seeds.
Durante la jornada dijo que “los pilares para este planteo son buenas pasturas que duren cuatro años produciendo mucho forraje. También es necesaria una cosecha eficiente y su transformación en litros de leche con alto porcentaje de sólidos, para que dé un resultado económico rentable”.
Agregó que “Montegrande es una empresa que está trabajando con siembra directa desde hace 20 años y rota cuatro años de pasturas de festuca con trébol blanco y cuatro años de alfalfa pura”.
Para asegurar una elevada producción de forraje, Torterolo estableció protocolos estrictos: la tierra se comienza a preparar 90 días antes de la siembra; también respeta rígidamente la fecha de siembra –los primeros 10 días de abril– para escapar a las altas temperaturas estivales y alcanzar altos logros de plantas; la implantación se realiza en líneas cruzadas, con 30 kilos de festuca por hectárea y dos de trébol blanco, para ocupar bien el espacio disponible y combatir las malezas.
La operación está acompañada por un paquete de fertilización basal muy fuerte y refertilizaciones químicas luego de cada pastoreo.
En el establecimiento también se distribuye el 100% de los efluentes sólidos y líquidos del tambo en los lotes. Este reciclado de nutrientes es muy positivo desde el punto de vista ambiental y económico, disminuyendo los costos por nutriente aplicado, acotó Carrere.
Resaltó que “se le da un uso muy intensivo a la pastura desde sus primeras etapas y se consigue alta productividad. Las festucas logran un promedio de 11,4 toneladas de MS/ha en los cuatro años de rotación. Y las alfalfas puras alcanzan hasta 13 toneladas de MS/ha y las intersembradas con raigrases (italianos y/o perennes) logran hasta 15 toneladas de MS/ha”.
Carrere destacó que “para consumir altas cantidades de forraje, éste tiene que ser de calidad”. Para asegurar este último atributo, “Torterolo utiliza cultivares de festuca INIA Fortuna y realiza cortes previos al pastoreo de la alfalfa”, detalló.
Dos importantes herramientas de manejo son la pasada de la rotativa, para conseguir que la pastura tenga rebrote parejo, y de la rastra de dientes para dispersar las bostas, factores que contribuyen a producir pasto de gran calidad nutricional, explicó Carrere.
José García, gerente de PGG Wrightson Seeds, destacó que “lo más importante de esta jornada fue ver un sistema capaz de transformar forraje en leche, con muy buena cosecha, y constituir un planteo competitivo, que superó sequías y diferentes crisis durante muchos años”.
También remarcó que la empresa de Torterolo “tiene un resultado económico tal que compite con la agricultura de altos precios y es una alternativa válida para los productores de leche”.
Recalcó que el manejo de las pasturas y la gestión del pasto “es todo”, para lograr buenos márgenes económicos, “más allá de tener excelentes alfalfas o festucas, como se pudo ver en las diferentes paradas”.
Mercado sostenido en semillas forrajeras
El año 2021 ha sido “muy bueno, con buenas ventas al subir la demanda de los productores, pero con cambios en la multiplicación de semillas forrajeras”, informó a VERDE José García, gerente de PGG Wrightson Seeds.
La multiplicación de semillas forrajeras en Uruguay compite con el área de cebada maltera, trigo y colza, y el crecimiento de la agricultura de invierno atenta contra la superficie que los semilleros les plantean a las empresas de pasturas”, distinguió el ejecutivo de la compañía semillerista.
Agregó que “se puede expandir la multiplicación de semilla en el este y en el norte de Uruguay, pero no se alcanza la misma escala que en la región agrícola tradicional. Se precisan más hectáreas para producir el mismo volumen, porque se pierden las zonas más productivas”.
De cara a la próxima campaña de siembra de pasturas, en el otoño de 2022, dijo que “se están definiendo los rendimientos de las gramíneas forrajeras anuales”. Mencionó, por ejemplo, al raigrás de ciclo corto y avena, mientras que diciembre y enero son momentos clave para las leguminosas. “Esperemos que se alcancen buenas cosechas, para tener disponibilidad suficiente y así satisfacer la fuerte demanda de semilla forrajera que se prevé para 2022, fogoneada por los muy buenos precios de la hacienda de carne y leche”, proyectó.
Nota de Revista Verde N°97