Stine Semillas proyecta lanzar en Uruguay una paleta de 18 nuevas variedades de soja desde 2026, enfocándose especialmente en los grupos de madurez entre 5.5 y 6.5. Así lo anunciaron Manuel e Ignacio Rosasco, directivos de la empresa, durante una recorrida por cultivos realizada junto a ADP, el representante oficial en Uruguay.
Entre las novedades destacadas están las variedades ST 62EE52 STS y ST 62KA62, que ya tiene volumen disponible para el productor. Manuel Rosasco señaló que estas nuevas variedades incluyen tecnologías Enlist y Conkesta Enlist, algunas con resistencia STS, y que los productores serán invitados a conocerlas en campo para evaluar su desempeño.
Ignacio Rosasco, director de Stine para Sudamérica, resaltó que la genética desarrollada por la empresa en la región ya está adaptada y lista para competir al más alto nivel. Informó que la meta para Brasil, donde actualmente Stine participa en forma incipiente, es alcanzar un 5% del mercado en 2030.
En cuanto a Uruguay, Ignacio Rosasco destacó la ventaja competitiva del país en términos de legalidad del mercado de semillas, subrayando la importancia de la alianza con ADP para la distribución local. Además, afirmó que la ganancia genética lograda en las variedades de Stine, es significativa y permite competir de igual a igual con empresas con más trayectoria en la región.
Por su parte, Marcos Guigou, director de ADP, expresó tener “altísimas expectativas” sobre el aporte de la genética Stine a la agricultura uruguaya”.
Las pasturas tienen un papel fundamental en la sostenibilidad de los sistemas agrícola-ganaderos, pero su impacto depende de una planificación estratégica y un manejo adecuado, según afirmó el técnico de INIA Félix Gutiérrez en una jornada organizada por Copagran. Propuso una «visión más agrícola» de las pasturas, considerando factores como selección de especies y cultivares, momento de siembra, fertilización y manejo.
Gutiérrez destacó la importancia de sistemas flexibles ante el cambio climático, que permitan intersiembras u otras estrategias frente a la degradación de las pasturas. También subrayó la necesidad de cultivares productivos desde el inicio en sistemas intensivos. En ese marco, INIA lanza la festuca Cuaró, de alta productividad anual e invernal, y la alfalfa INIA Charrúa, pensada para lechería y ganadería intensiva.
El productor Guillermo Newton (Colonia) enfatizó que mantener la fase de pasturas en la rotación es clave para la estabilidad del sistema. Su modelo combina cuatro años de alfalfa y cuatro de agricultura, con producción de carne y semillas. Advirtió sobre la acidificación de suelos y aplicó estrategias de encalado para corregir pH bajos.
Desde la consultora Cuatro Hojas, Emiliano Uribe señaló que la diversificación es esencial para amortiguar la volatilidad de los mercados. Defendió la cobertura del suelo como herramienta clave y llamó a acompañar la inversión en pasturas con agua en las parcelas para asegurar resultados.
Diego Vercellino (Pratum) propuso el concepto de pasturas de precisión, con tecnologías y decisiones adaptadas al sistema de producción. Mencionó que hay deficiencias en el uso de nutrientes como nitrógeno, potasio y azufre, y que es necesario incorporar el manejo de micronutrientes y correcciones de pH con enmiendas calcáreas. También remarcó la brecha entre producción de pasto y kilos de carne logrados en predios ganaderos.
Para reducir la brecha entre el rendimiento potencial y el alcanzable en colza, deben considerarse aspectos ambientales y de manejo, señaló Daniel Miralles, profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba-Conicet), en una jornada organizada por Barraca Erro.
En cuanto al manejo, indicó que la implantación superficial de la semilla (menos de 1,5 cm) es crítica, recomendando entre 3 y 4 kg/ha para alcanzar el stand ideal (70-80 plantas/m²).
Subrayó la importancia de fertilizar adecuadamente con nitrógeno, fósforo y azufre, ya que hasta un 80% de las chacras presentan deficiencia de este último nutriente.
Respecto a sanidad, destacó que el control temprano del hongo phoma es esencial para evitar pérdidas significativas. También recomendó monitorear y manejar malezas como el nabo silvestre, raigrás y poa annua desde etapas tempranas.
Por su parte, Fernando Segú, responsable de I+D de Erro Semillas, resaltó el trabajo con híbridos adaptados a Uruguay, provenientes de genética australiana (Advanta) y europea (DSV).
En cuanto a la genética de DSV, explicó que trabajan con líneas invernales, en las que han incursionado en los últimos años y que cuentan con un nicho muy específico en el país. El portafolio de Erro incluye dos híbridos: Beatrix CL y Duke, ambos adaptados a situaciones donde se pueda sembrar en abril, especialmente en la zona sur-centro de Uruguay.
Estos materiales incorporan diversas tecnologías, como PSR (resistencia a la dehiscencia), genes específicos (RLM7) de resistencia a phoma y protección contra virosis, acotó.
Asimismo, informó que están desarrollando cruzas entre híbridos invernales y primaverales. “Para la zafra 2025 tendremos un material en macrodesarrollo: Apolo CL”, adelantó. A propósito, resaltó que los ensayos han mostrado “muy buenos resultados en evaluaciones entre materiales invernales y primaverales”.
De esta manera “podemos aprovechar todas las ventajas de un híbrido invernal, como la resistencia a phoma y al desgrane en cosecha, además de la tecnología Clearfield (CL), e incorporar atributos de un híbrido primaveral, como una menor exigencia de vernalización y anticipación a la cosecha”, detalló.
El responsable de I+D de Erro Semillas enfatizó en que este avance “es clave”, dado el contexto agroclimático de Uruguay, ya que aporta “mayor estabilidad y seguridad al productor al momento de recomendar fechas de siembra en abril”.
En esa línea, destacó que Apolo CL es un híbrido invernal por primaveral, diseñado para siembras en abril, y que en esta zafra “se desarrollará a mayor escala para evaluar su adaptabilidad a diferentes fechas de siembra y regiones agrícolas de Uruguay”.
Además, anunció el lanzamiento de dos nuevos híbridos primaverales con genética Advanta: Equinox CL y Hyola 130, ambos de ciclo intermedio-corto y recomendados para siembras a partir del 5 de mayo. “Estos materiales representan una nueva generación de híbridos, con mayor potencial de rendimiento y mejor sanidad respecto a los híbridos primaverales actuales”, afirmó.
Segú indicó que Equinox CL es un híbrido “moderno, con un mejor perfil sanitario y mayor potencial de rendimiento”; mientras que Hyola 130 es un híbrido de ciclo similar, diseñado para maximizar rendimientos en aquellos sistemas que no requieren la tecnología CL, puntualizó.
“Aún mantenemos en el portafolio a Hyola 575 CL, un material ampliamente conocido que, si bien su fuerte no es el potencial de rendimiento, sí se destaca en atributos que impactan en la productividad, como la uniformidad en la implantación y cosecha, la tolerancia a phoma y la tecnología CL”, explicó el ingeniero agrónomo.
De cara a futuras zafras, Erro Semillas está trabajando en el lanzamiento de un híbrido “aún más moderno” del programa de Advanta, denominado Continuum CL, que en la próxima zafra ingresará en áreas de macrodesarrollo para evaluar su performance en los ambientes de Uruguay.
Megaagro busca posicionar al lupino como el cuarto cultivo de invierno en las rotaciones agrícolas de Uruguay. En su cuarta zafra con la variedad AGT Coyote, la empresa promueve un plan que incluye exportación desde Nueva Palmira, canje de semilla por grano, adelantos y beneficios por inscripción anticipada, según explicó el gerente de ventas Santiago Raffo.
El objetivo es alcanzar 5.000 hectáreas y entre 10.000 y 12.000 toneladas, con precios en torno a los US$ 250 por tonelada. El rendimiento promedio nacional es de 2.200 kg/ha, con picos de 3.600 kg/ha. La empresa destaca los beneficios agronómicos del cultivo, como la fijación de nitrógeno y la solubilización de fósforo, así como su impacto positivo en los cultivos siguientes: la soja y el maíz produjeron entre 10% y 15% más luego del lupino.
Desde Megaagro también se subraya el diferencial ambiental del lupino uruguayo frente al australiano, por su menor huella de carbono y su origen en chacras sin deforestación. La empresa avanza en esquemas de sustentabilidad integrando este cultivo como una alternativa rentable.
En canola, Megaagro ofrece dos variedades: Floriana INTA, de alto potencial y ciclo a floración más tardío, lo que aporta estabilidad y rendimiento; y Renegade TT, resistente a triazinas, lo que permite un control más efectivo de malezas.
En forrajeras, la empresa lanzó junto a Calvase el nuevo raigrás Bar Jumbo Plus, un cultivar tetraploide de ciclo largo y mayor sanidad. A pesar de la abundancia de pasto, la demanda se mantiene dinámica, con productores que buscan genética de calidad y manejos ajustados.
Finalmente, ante el aumento de precios y escasez de fósforo soluble, Megaagro relanzó su Plan Fosforita como alternativa eficiente y sustentable. Raffo destacó su menor costo, disponibilidad estable y eficiencia agronómica, así como su aporte a la reducción de la huella de carbono en la producción agrícola.
Con un manejo adecuado, el maíz bajo riego puede alcanzar altos rendimientos en cualquier zona de Uruguay, afirmó a VERDE, Gastón Sebben, asesor técnico de Regadores Unidos del Uruguay (RUU). El riego, la fertilización y la densidad de siembra son los pilares técnicos que definen los pisos y techos productivos.
En RUU se registró un promedio de 12.000 kg/ha en la última zafra, con máximos que superaron los 16.500 kg/ha. El potencial del cultivo puede llegar a 18.000 o incluso 20.000 kg/ha, si se optimizan todos los factores de manejo. Aun en condiciones bajo riego, el agua sigue siendo el principal factor que explica la brecha productiva.
El riego debe planificarse y no verse solo como un complemento de las lluvias. RUU desarrolló una herramienta de balance hídrico que permite ajustar los riegos semanalmente, considerando consumo del cultivo, pluviometría y aplicación de agua.
Sebben explicó que la densidad óptima de siembra varía según el híbrido, y debe ir acompañada de una fertilización balanceada, especialmente en nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y zinc. El desbalance entre población y nutrición puede afectar el rendimiento e incrementar riesgos de vuelco o quebrado.
En la zafra 2025 se esperan rendimientos superiores por condiciones climáticas favorables. Las lluvias de primavera, temperaturas moderadas y alta amplitud térmica generaron un entorno ideal. La superficie bajo riego se amplió, y hoy RUU abarca 45.000 hectáreas, con 45% destinadas a maíz (90% de primera).
El coeficiente de variación del rendimiento en maíz bajo riego es del 8%, frente a más del 30% en secano, lo que confirma que el riego no solo aumenta la productividad, sino que reduce la incertidumbre y mejora la planificación agronómica.
Con una inversión de US$ 6 millones, UTE habilitó una nueva línea eléctrica en la ruta 14 (Soriano) para fortalecer el desarrollo del riego productivo. La infraestructura, conectada desde la represa de Palmar, permite cuadruplicar la capacidad eléctrica en la zona y habilitar hasta 15.000 hectáreas nuevas de riego, con posibilidad de escalar a 60.000 hectáreas, según el técnico y exasesor de presidencia del ente, José Caram.
La obra incorpora una línea de alta tensión de 60.000 voltios, que transforma la energía para alimentar las redes locales de 15.000 voltios. Esto permite aliviar las líneas rurales tradicionales, que no estaban diseñadas para la alta demanda del riego, y mejorar la estabilidad del servicio.
El punto estratégico fue elegido con base en mapas de consumo, importaciones de equipos de riego y coordenadas geográficas de los sistemas instalados.
UTE también trabaja en una obra similar en ruta 20 (Río Negro), que se inaugurará entre setiembre y octubre de este año.
En el plano tarifario, Caram destacó que la empresa eliminó la diferencia de precios entre horarios punta y llano para los arroceros, reduciendo así los costos operativos y estabilizando el servicio. También explicó que el cargo fijo en las facturas responde al costo de mantener la infraestructura, equiparable al transporte en la cadena de distribución de combustibles.
El exasesor consideró que estas inversiones allanan el camino para un crecimiento sostenido del riego agropecuario en el país.
La crisis del agronegocio brasileño se profundizó en 2024, con 295 empresas agropecuarias ingresando en procesos de recuperación judicial, un aumento del 38,5% respecto a 2023. Según la consultora RGF & Associados, el 34% de estas firmas se dedica al cultivo de soja y el 20% a la cría de vacunos de carne.
El analista Paulo Molinari (Safras & Mercado) explicó a VERDE que esta situación se debe a un desfase entre altos costos de producción e inversiones, frente a una baja sostenida de los precios de los granos. Además, los productores enfrentan serias restricciones de crédito, pérdidas climáticas y errores en la comercialización.
Mato Grosso do Sul registró la mayor cosecha de granos de su historia, pero otras regiones sufrieron pérdidas severas. La presión por recuperar liquidez obligará a muchos productores a vender su producción en 2025, más allá de los precios.
El especialista Ismael Turbán (Sumar Agro) señaló que la crisis ha generado devoluciones de arrendamientos, una cadena de pagos comprometida y un proceso de concentración de tierras en manos de productores medianos y grandes.
Entre las empresas más impactadas figura Agrogalaxy, importante distribuidora de insumos. En contraste, grupos como SLC y Cofco están expandiéndose, aprovechando las oportunidades de la coyuntura. Cofco, por ejemplo, inaugurará una nueva terminal en el puerto de Santos, con una inversión de US$ 285 millones.
Pese al contexto adverso, se espera un crecimiento del área y la producción agropecuaria en Brasil para la zafra 2025/2026, impulsado por la necesidad de los productores de recuperar rentabilidad y liquidez.