Uteda (IPB): Área de colza no bajó de 200.000 hás; debe haber sustento científico serio para prohibir insecticidas
El cultivo de colza este año registró un ajuste a la baja en el área sembrada, pero “no se habrían sembrado menos de 200.000 hectáreas”, atendiendo a las ventas de semillas que fue de unas 600 toneladas y el uso propio de los productores representa entre 30% y 40% del total. El año pasado, en esta fecha Diea, estimó una superficie de 250.000 hectáreas y después coincidió con el dato de casi 350.000 que había manejado Urupov, señaló el director de IPB Semillas, Pablo Uteda, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en revistaverde.com.uy.
“No nos da la cuenta de Diea y la realidad es que a nosotros nos está dando otra cosa”, acotó en referencia a las diferencias en las estadísticas que llevan la oficina técnica del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y las ventas de semillas más el uso propio del productor.
Con respecto a la prohibición de la utilización de insecticidas sistémicos para el tratamiento de semillas, Uteda reconoció que está “muy preocupado”, por lo que mantuvo reuniones con autoridades de la Dirección de los Servicios Agrícolas del MGAP para tratar el tema.
“Hubo un daño importante por ataques de bicho bolita y de hormigas” y lo peor es que en muchos casos se terminaron haciendo tratamientos de semillas en establecimientos con dosis no controladas, doble dosis en algunos casos, y resiembras en algunos casos”, advirtió.
Afirmó que se “está desconociendo el esfuerzo” de las empresas semilleristas en “avanzar en conocimientos” y equipamientos para el tratamiento profesional de semillas. Además se avanzó mucho los últimos años en las combinaciones de fungicidas, en la aplicación de microelementos, hormonas y otros promotores radiculares y en la utilización de insecticidas de acción sistémica en dosis controladas, con muy buenos resultados en la instalación de los cultivos y minimizando los efectos sobre el medio ambiente, según el empresario.
En IPB consideran que el productor se queda sin la posibilidad de prevenir el ataque de insectos del suelo u hormigas, algo que ya se vivió con los cultivos de girasol en los 90 cuando se aplicaban insecticidas de todo tipo en el surco con la semilla, cebos, y aplicaciones en superficie de productos mucho menos amigables.
Este año la empresa tuvo múltiples consultas de clientes por ataques de hormigas, necesidad de resembrar, y sabemos que en mucho caso los tratamientos con insecticidas curasemillas los terminaron haciendo los productores sin una dosificación ajustada, o se terminaron haciendo aplicaciones sobre la totalidad de la chacra, al final el resultado va a ser peor que lo anterior.
En todo caso la decisión de no habilitar la utilización de este tipo de insecticidas para tratar las semillas que fue tomada por las autoridades responsables, por una presunta defensa de la producción apícola, pero con perjuicios importantes para los productores de canola, deberían estar sustentadas por trabajos de investigación que respalden estas resoluciones, sostuvo Uteda.
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