Agricultura

La rentabilidad, sustentabilidad e insumos en la mira del agro global, según la red Agri Benchmark,

5 de junio de 2025

El encuentro internacional fue organizado por Bedrock y reunió a referentes de varias nacionalidades, en el marco de Agri Benchmark, una red que opera en más de 30 países

Buenos Aires fue sede del Global Forum 2025, un encuentro internacional que reunió a referentes del agro de distintos países, en el marco de la red Agri Benchmark. Organizada por Bedrock, una compañía de gestión patrimonial enfocada en el agronegocio, con actividad en Argentina, Uruguay y otros países de la región, la actividad convocó a productores, técnicos y representantes institucionales del agro regional en torno a tres ejes temáticos: la eficiencia en el uso de insumos, la rentabilidad y la sustentabilidad de los sistemas productivos.

Agri Benchmark es una red que opera en más de 30 países, eso le permite comparar datos, detectar brechas y encontrar oportunidades de mejora, tanto a nivel predial como regional. Su trabajo se basa en datos reales de campo, y busca brindar herramientas para una toma de decisiones más informada en el agro global. 

La instancia en Buenos Aires puso en común experiencias, relevó desafíos compartidos y analizó cómo se posiciona la producción regional frente a las exigencias crecientes de los mercados internacionales.

La eficiencia en el uso del nitrógeno

La eficiencia en el uso del nitrógeno (NUE, por sus siglas en inglés) varía notablemente entre sistemas productivos, y es una vía clara para reducir emisiones sin resignar rendimiento. Así lo explicaron el investigador y managing director de Agri Benchmark, PhD Yelto Zimmer, y el investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ingeniero agrónomo PhD. Fernando Salvagiotti. Destacaron que mejorar la NUE depende tanto de decisiones agronómicas, como de políticas públicas.

Salvagiotti mostró cómo el cultivo antecesor, el tipo de suelo y el manejo influyen directamente en la disponibilidad de nitrógeno y su aprovechamiento. En cuanto al destino del nitrógeno (N) aplicado, alrededor del 50% o 60% del nutriente va a los órganos cosechables, y los requerimientos por tonelada de grano varían según la especie, lo que obliga a considerar la demanda de N de los cultivos y la eficiencia de la fertilización. 

Con datos de campo, demostró que rotaciones diversas –con cultivos de cobertura y leguminosas como vicia o arveja– mejoran el balance de nitrógeno al sumar fijación biológica, que se acumula en biomasa y se libera al cultivo siguiente, por ejemplo el cultivo de maíz, reduciendo la dependencia de fertilizantes nitrogenados.

En maíz, ensayos indicaron que la NUE mejora si se ajustan tres variables: rendimiento objetivo, tipo de suelo y cultivo antecesor. En siembras tempranas los suelos finos o medios fueron más eficientes en ambientes de alto potencial. En siembras tardías la vicia como antecesor elevó el rendimiento del maíz, y redujo la respuesta a la fertilización debido a su aporte de N. Zimmer complementó este enfoque con resultados comparativos obtenidos en Europa, donde una mayor NUE se asoció a mayores rendimientos y menor uso de nitrógeno. 

Las prácticas eficientes permitieron a cultivos como el trigo alcanzar entre 7,5 y 10 toneladas por hectárea en Polonia, Suecia y Reino Unido, con datos recolectados entre 2020 y 2024. 

La NUE se calculó a partir del contenido proteico del grano. Las chacras británicas obtuvieron mejores resultados promedio, aunque con variaciones entre años y regiones. Las aplicaciones de nitrógeno oscilaron entre 195 y 213 kg/ha, con una dispersión del 16% al 25%. 

Theresa Brandes, también investigadora de Agri Benchmark, explicó que una NUE elevada se asocia a menores emisiones de CO2eq por tonelada producida, lo que confirma el rol central de este indicador en el balance de gases de efecto invernadero (GEI) de los sistemas de trigo.

Tecnologías aplicadas al manejo

El consultor y coordinador de la Red de Nutrición Biológica de Aapresid, ingeniero agrónomo Dr. Martín Torres Duggan, presentó tecnologías avanzadas de manejo del nitrógeno orientadas a reducir pérdidas y mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes. Su exposición giró en torno a dos pilares: fertilizantes de eficiencia mejorada mediante inhibidores de ureasa y nitrificación (estabilizadores de N) y productos biológicos como bioestimulantes.

Según explicó, el impacto positivo de estas herramientas surge al integrarlas dentro de una estrategia clara: “la fuente, dosis, momento y forma correctos” (las cuatro C del manejo correcto de nutrientes), junto con estabilizadores de N y bioestimulantes. En ese marco, la sostenibilidad agronómica se fortalece al disminuir pérdidas y mejorar la eficiencia general del sistema.

Entre 2008 y 2022, datos de la región pampeana argentina mostraron que los inhibidores de ureasa, principalmente con nBPT, generaron incrementos de rendimiento en trigo, cebada y maíz entre 60% y 69% de los casos. En maíz la respuesta promedio fue de 644 kilos por hectárea (kg/ha). Aunque el costo adicional por hectárea va de US$ 10 a US$ 20, según dosis, la mejora en la producción compensa ampliamente la inversión.

También se presentaron resultados de inhibidores de la nitrificación. En maíz, en sitios de alta respuesta, con respuestas variables y rentables, dependiendo de la fecha de siembra (temprana o tardía). En términos generales, la probabilidad de ocurrencia de pérdidas por lavado y/o desnitrificación se presentan en siembras tempranas, y en ese tipo de condiciones es donde se observan mayores respuestas a inhibidor de la nitrificación.  

En paralelo, el uso de productos biológicos –en particular Azospirillum brasilense– se consolidó como opción eficaz para mejorar el rendimiento del cultivo y la eficiencia de uso de nutrientes. Más allá de su modesto aporte directo en la fijación de N, su valor está en su rol como rizobacteria promotora del crecimiento (PGPR), que mejora la absorción de agua y nutrientes, incluyendo el N, complementando la fertilización. Los ensayos mostraron respuestas consistentes (en rangos de 5% a 10% de aumentos de rendimiento), que tienden a ser mayores en contexto de estrés hídrico. 

Estrategia de sustentabilidad de Viterra

Viterra participó en la actividad con una exposición centrada en sus compromisos de sustentabilidad, desde la experiencia argentina. Destacó el avance de regulaciones en torno a la producción responsable, que empujaron al agro global hacia prácticas como la agricultura regenerativa, la economía circular, la conservación de biodiversidad y la reducción de emisiones.

Se destacó que Argentina cumple un “rol clave” en esta transición, al ser el primer exportador mundial de aceite de soja y el segundo de harina. En 2024 Viterra lideró las exportaciones del país con 6,6 millones de toneladas de productos sojeros, de las cuales el 80% fue harina. 

Uno de los factores clave es la adopción masiva de siembra directa, presente en el 94% del área sembrada con soja, una práctica que reduce significativamente las emisiones al evitar laboreo y disminuir el consumo de combustible.

Allí se informó que Argentina cuenta con una ventaja comparativa en términos de deforestación. De un análisis realizado en más de 800.000 hectáreas, en las principales regiones productivas, solo 4,9% del área auditada desde 2003 mostró transformación de bosques nativos. La región pampeana, la principal zona agrícola del país, no cuenta con bosques nativos sino con pastizales. 

La presentación destacó también el trabajo de Viterra, a través del programa Igaris, en medir las emisiones de gases de efecto invernadero en campo (Alcance 3), mediante datos primarios obtenidos en 1,028 millones de hectáreas, en su segundo año de medición. 

Los resultados muestran una emisión promedio de 146 kg CO2eq/tonelada de producción y 374 kg CO2eq/hectárea, con una variación importante según la región, el cultivo y el tipo de manejo. Además, se promueve la digitalización para escalar las prácticas sustentables y ofrecer trazabilidad y reducción de huella de carbono verificada por terceros.

En ese marco, se destacó que los resultados del programa Igaris posicionan a la soja del Cono Sur entre las de menor impacto ambiental a escala global, una ventaja concreta para acceder a mercados con mayores exigencias.

El intercambio y la mirada global

La actividad cerró con una mesa sobre sustentabilidad, donde se debatieron temas como la agricultura regenerativa, la economía circular y la conservación de la biodiversidad. Representantes de empresas y organizaciones globales coincidieron en que integrar estos enfoques a la estrategia de competitividad “ya no es opcional”, sino “una meta común para toda la cadena agroindustrial”. Allí se planteó la necesidad de alinear incentivos y objetivos entre todos los eslabones, desde el productor hasta el consumidor.

Michael Wironen (The Nature Conservancy) señaló que reducir la producción para bajar el impacto ambiental “debería ser la última opción”, ya que la demanda global de alimentos “debe ser satisfecha”. Como alternativa, propuso la revitalización de tierras degradadas, estrategia que ya está mostrando buenos resultados en países como Brasil. También destacó la necesidad de detectar brechas de rendimiento como paso previo para definir acciones.

Danilo Menegatti, del centro Agri Benchmark, destacó que en 2024 establecimientos de Ucrania, Polonia, Argentina, Brasil, Australia y Reino Unido lograron aumentar el retorno a la tierra hasta un 100%. En cambio, en Estados Unidos, Canadá y parte de Europa los resultados fueron más bajos. Los sistemas más flexibles para ajustar arrendamientos, como en Argentina y Brasil, se adaptaron mejor al nuevo escenario de precios.

En ese sentido, Christian Bengtsson (Bedrock) destacó que una de las principales fortalezas del sistema productivo argentino es el uso extendido de contratistas. Las cosechadoras, por ejemplo, llegan a trabajar en más de 3.000 hectáreas por año, lo que mejora la eficiencia del capital invertido en maquinaria y reduce la depreciación por hectárea. El doble cultivo también permite una mayor utilización de los equipos, optimizando el uso de recursos.

El informe económico presentado en el foro concluyó que, si bien los precios del maíz y la soja podrían ser más bajos en 2025, se espera estabilidad en trigo y colza en Europa. La maquinaria más costosa en los últimos años presionará los márgenes, lo que podría impulsar un mayor debate sobre el uso compartido de equipos y contratistas, como ya ocurre en Argentina.

Marcos Pereda, titular de Pereda Agro SA, y presidente del Grupo Bermejo, participó del panel de sustentabilidad del Global Forum en su rol de vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina. En su intervención, destacó el compromiso sostenido de los productores con la adopción de prácticas de manejo sustentables, no solo a nivel de lote, sino con una mirada integral del establecimiento. Además, compartió diversas iniciativas que la institución lleva adelante en materia de sustentabilidad, reforzando el papel activo del sector en la mejora continua de sus procesos productivos.

Nota de Revista Verde N°121

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