La importancia de seguir invirtiendo en el paquete tecnológico a pesar de la suba de costos, resalta Javier Figares

El productor Javier Figares comentó a VERDE su experiencia, además de explicar cuál es su estrategia empresarial en momentos de alta incertidumbre
El peor camino que se puede recorrer ante el actual escenario es el del ahorro de los insumos, dijo a VERDE el productor agrícola Javier Figares. “Lo discutimos con colegas en 2015, cuando pasamos de vender trigo -cultivo con alto requerimiento de insumos- a US$ 300 a venderlo a US$ 170 por tonelada”, recordó el ingeniero agrónomo.
Si bien sostuvo que “hay que hacer un uso inteligente de los insumos”, y en ese sentido se refirió a inversiones que planea hacer en maquinaria de alta tecnología, dijo que no se debe bajar costos aplicando menos insumos, “porque eso termina afectando al margen. Uno no puede arrancar jugando al empate porque termina aumentando el riesgo”, afirmó. [um_loggedin]
Agregó que, en la actualidad, los agricultores que pagan renta deben producir casi 4.000 kilos de trigo por hectárea para cubrir los costos. “Hay que presupuestar arriba de 300 kilos de urea, y si eso antes valía US$ 120 y ahora vale más de US$ 300, no por eso hay que decir que vamos a hacer trigo con 150 kilos de urea, porque no solo no vamos a sacar 4.000 kilos sino que vamos a estar comprometiendo más el margen; y eso más que riesgo sería pérdida segura”, sostuvo.
Javier Figares tiene 40 años y junto a su señora dirigen la empresa que está focalizada en la producción agrícola. “Vengo de familia ganadera, mi padre toda la vida fue productor ganadero en Florida. Empecé a estudiar agronomía y fui rumbeando para los cultivos, con un sesgo agrícola”, comentó al inicio de su charla con VERDE.
Agregó que en el cuarto año de la carrera, cuando tuvo que definir el camino en la profesión, “elegí agrícola-ganadero y ni bien arranqué a trabajar fue como asesor de cooperativas y empresas, en agricultura. Desde hace unos años me dedico casi exclusivamente a la empresa, y hago algo de asesoramiento de forma independiente”.
Señaló que, con el correr de los años, “fuimos adquiriendo esta característica agrícola en la empresa, donde la ganadería ha sido casi un subproducto”.
El arranque de su emprendimiento se da con la siembra de cultivos de invierno en la zafra 2005-06. “Hasta ese entonces trabajaba en la cooperativa San Pedro, en Colonia, seguí con trabajo en otras empresas y con relación de dependencia hasta 2011, cuando me empecé a dedicar casi en exclusividad a esto”, relató.
Actualmente opera chacras en los departamentos de Flores y San José, algo de área en Colonia, y asesora técnicamente a empresas que siembran en Soriano.
“Comenzamos la producción en 2005 en Colonia, hasta 2011 o 2012. Después, debido al incremento del costo de las rentas, nos fuimos corriendo hacia San José y Flores. Llegamos hasta Florida, al campo de la familia, y también sembramos al norte de la ciudad de Salto. Últimamente nos fuimos concentrando en San José y Flores para atender todo de una mejor forma”, explicó. La empresa siembra unas 2.500 hectáreas de producción propia, en campos arrendados.
Aprendizajes de 2014/15
Figares recordó que el año 2014/15 “fue un mojón de aprendizaje para la empresa, porque en los años complicados es cuando más se aprende”. Si bien admitió que “estamos en un momento muy lindo, con auge de precios y de producción”, recordó que “en aquel momento también veníamos con auge de precios. Así que sabemos que en algún momento ocurrirá otra baja”.
“No olvido escuchar en el auge anterior a mucha gente que decía que era un cambio estructural, que no volvería atrás, y vimos caer el precio de la soja de US$ 500 a US$ 300 por tonelada, con costos muy parecidos a los de ahora, el fertilizante a más de US$ 1.000, el glifosato también con altos valores y rentas caras”, comentó.
Alertó que “cuando estas situaciones se dan vuelta hay que tratar de que a uno lo agarre lo menos descalzado posible. Son tiempos muy buenos, pero para la empresa implica un alto riesgo”.
Estrategia frente a la inestabilidad
Su recomendación es siempre tener un plan A, un plan B y un plan C. “Eso nos ha permitido mantener a la empresa sana y funcionando, así fue que seguimos después de 2014/15”, dijo.
Agregó que “la agricultura es un negocio de alto riesgo, vienen años con buenos márgenes y atrás vienen otros que no. Y uno tiene que tener a la empresa con buena sanidad financiera, con varias herramientas, vías de financiamiento abiertas, diversificar el riesgo productivo. Tenemos seis cultivos distintos en el año. Eso diversifica precios, períodos críticos. Tal vez no permita volverse súper rico en un año, pero permite bajar parte de los riesgos de la empresa”.
Pero Figares dijo que su filosofía no pretende trasladar todos los riesgos a un tercero, ya sea por vía de seguro de rendimiento o de precios, porque “si uno traslada todos los riesgos, a la larga termina trasladando todos los márgenes y trabaja para otro”.
Por lo tanto, planteó que la estrategia consiste en gestionar el riesgo. “En el inicio de estos períodos alcistas en cierta parte se vuelve un negocio financiero, donde uno puede comprar antes para que sea más barato y tratar de vender lo más tarde que pueda. Así hemos venido trabajando en el último año”, detalló.
Admitió que el actual momento “es muy desafiante”, porque “estamos permanentemente con el corazón en la boca, esperando que se dé vuelta la torta”. En ese sentido, explicó que cambiará la estrategia de comprar antes y vender después, por la de calzar un porcentaje de la producción, sin vender todo, para luego diversificar las ventas en el tiempo; lo mismo que al comprar los insumos, “tratando de estar bien informado, atento, para tomar las mejores decisiones”, comentó.
“No hay que ponerse muy nervioso. Hace un año compramos urea a US$ 400, ya tenemos algo comprado para la zafra que viene a US$ 800; ahora vale más de US$ 1.000, pero capaz que en dos meses vale US$ 700. Lo mejor en estos momentos volátiles es ir haciendo las compras y las ventas en distintos momentos”, planteó.
Rotaciones
Consultado sobre las rotaciones que tiene en la empresa, Figares respondió que “tenemos un esquema de rotaciones bastante preestablecido, con diversas lógicas agronómicas, de riesgo, considerando lo confortables que nos sentimos con los distintos cultivos y cómo calza todo eso con una rotación intensa como la que tenemos, con una alta proporción de doble cultivo”.
Agregó que ese esquema normalmente no se modifica por los aumentos de precios, sino que “tratamos de ser bastante coherentes y mantener una rotación estable año a año”.
Señaló que “al menos el 80% de la rotación corresponde a doble cultivo”. Comentó que los cultivos de invierno se reparten prácticamente en trigo y colza, que tienen el doble del área destinada a la cebada, que por distintos temas como el manejo de rastrojos en el doble cultivo, las complicaciones en los residuos y la independencia comercial, se siembra en menor proporción.
Detalló que “en la poca área que queda de primera le hemos dado una parte más importante al girasol, sobre todo el área que viene de maíz de segunda, que generalmente por cuestión de tiempo va a un cultivo de primera”.
Agregó que “este año ocupamos toda esa área de maíz de segunda con girasol de primera y muy poca soja de primera. Normalmente, cuando se toma un campo nuevo se empieza con soja de primera, sino no tiene lugar. Y luego seguimos, con invierno, soja de segunda y también algo de maíz de segunda, al que cada vez le estamos dando más de lugar”.
¿Crecer en área este año?
Consultado por VERDE sobre si este es un año apropiado para aumentar el área, el agricultor respondió que eso sumaría más riesgo al negocio, porque el aumento de costos “no es nada menor”. Agregó que “para una misma área implica un monto de inversión bastante más significativo que el de hace un año”.
De todos modos admitió que siempre está atento a las oportunidades de crecer, pero comentó que “tampoco vemos una oferta de campos muy importante. Normalmente cuando están estos precios, quien no evaluaba hacer agricultura se lo empieza a plantear. Es un período completamente distinto al auge anterior, pero no hay disponibilidad de campos y el que tiene no los libera. Entonces, no es algo que esté muy dinámico hoy en día”.
Dijo que cuando realiza contratos de arrendamiento son de al menos tres años, hasta de cinco años, con relaciones de largo plazo con los propietarios. “Tratamos de tener una relación ganar-ganar”, señaló.
Maquinaria
En cuanto a la maquinaria, Figares comentó que cuando comenzó trabajaba con maquinaria contratada, pero hace algo más de 10 años ha incorporado equipos, “buscando verticalizar el negocio, para no solo crecer en área”.
“Hoy en día hacemos el 100% de los trabajos con maquinaria propia, tratando de invertir todos los años para mantener y mejorar la tecnología, aumentar la capacidad, para manejar de manera más eficiente los tiempos. Salvo la logística de camiones, todo el resto es con maquinaria propia”, explicó.
El productor sostuvo que “la tecnología es un mal necesario”. Señaló que “incorporarla tiene un costo muy alto”; y “cuanto más moderna es, más costosa es esa democratización de la tecnología”.
“Es muy distinto cuando una empresa trabaja con maquinaria contratada, porque levanta el teléfono y llama a uno u otro, ya sea un poco más caro o no el servicio. Es más accesible cuando uno contrata que cuando invierte; cuesta más pero es necesario estar constantemente invirtiendo en tecnología, primero para ser más eficiente, sobre todo en un país con alto costos de mano de obra, ni que hablar en insumos y energía, pero además la maquinaria más moderna también es la más eficiente y productiva”, afirmó.
Por último, comentó que este año “vamos a comenzar con fertilización variable, para definir ambientes. Vamos de a poquito, tal vez más lento de lo que quisiéramos o de lo que alguna otra empresa que trabaja con servicios contratados lo puede hacer, pero tratamos de ir por ese camino”. [/um_loggedin]