Complementariedad entre lechería y agricultura salió a luz con la sequía
El productor Carlos Torterolo, de San José, remarcó que los tambos asociados con la producción de granos logran 50% más leche que los sistemas exclusivamente pastoriles
Si bien desde la lechería se ha visto a la agricultura como una amenaza, sobre todo en la competencia por la tierra, la crisis que generó esta sequía permitió una complementariedad entre ambos rubros. Tanto como fuente de fibra como por los servicios asociados a la producción de granos, la agricultura ha sido un gran aliado para mantener los sistemas lecheros funcionando, aseguró a VERDE el productor Carlos Torterolo.
El empresario explicó que “la alimentación de la vaca lechera en Uruguay depende cada vez más de la agricultura”, y agregó que los sistemas que están más asociados con esta producción tienen una mayor eficiencia de conversión, ya que por cada kilo de alimento producen 1,5 litros de leche”.
Torterolo destacó los cambios que se dieron en el sector agrícola en los últimos 20 años, que permitieron aumentar no solamente el área sino también la producción, permitiendo un gran desarrollo de los servicios. “Los productores lecheros estamos aprovechando esos servicios para revertir la situación”, admitió.
La sequía golpeó muy fuerte a la cuenca lechera tradicional, razón por la cual Torterolo entiende que la inmensa mayoría de los tambos van a registrar fuertes pérdidas económicas, que les dejarán secuelas a futuro. Agregó que los números del sector hoy son “muy malos”, y que el negocio “no es atractivo”.
Si bien aseguró que el productor con más escala tiene otras herramientas para salir de esta crisis, el pequeño no tiene otra alternativa que seguir produciendo. Recordó que el 80% de los productores remiten el 20% de la leche, por lo que “no tienen muchas opciones productivas mejores que la lechería”. Consideró que ese espectro de productores es el que saldrá resentido de esta crisis, con implicancias en su vida familiar. “Hay una diferencia notoria sobre las posibilidades de gestionar una crisis, según el estrato de los productores”, enfatizó.
En este contexto complejo, Torterolo destacó el rol de la agricultura, asegurando que hoy hay muchos tamberos trabajando con contratistas agrícolas, facilitando la capacidad de reconstruir las pasturas.
A estas ventajas logísticas se suma la fuente de alimento. Si bien los costos son elevados, los cultivos se transformaron en fuente de fibra para los establecimientos lecheros. En la última zafra y por los efectos de la sequía “utilizamos los maíces y las sojas que no rindieron”, puntualizó el productor. Si bien reconoció que esa fibra no es de gran calidad y se compró a un costo elevado, permite mantener los sistemas productivos funcionando, algo que es indispensable en la lechería.
Torterolo recordó que, en esta sequía, considerada una de las más severas por las condiciones de temperaturas, humedad y falta de agua, muchos tamberos de sistemas pastoriles o mixtos, comenzaron a encerrar sus ganados ya sobre fines del año pasado, utilizando estos recursos de la agricultura. “Es una sequía que está pegando muy duro en el sector lechero”, razón por lo cual entiende que muchos productores podrían incluso quedar por el camino.
“Esto va a dejar secuelas en todo el sistema”, afirmó, al tiempo que estimó que habrá un fuerte endeudamiento del sector y “no todos están dispuestos a sobrellevarlo”. También consideró que para aquellos que estaban transitando el final de su ciclo como productores esta crisis puede ser determinante para “acelerar la decisión” de dejar la producción láctea.
El productor del departamento de San José comentó que si bien se registraron algunas lluvias entre abril y mayo, se hizo muy complejo llegar a los “dos pastoreos diarios” y continuar con el plan de alimentación que se realiza en la empresa, “donde la pastura rondaba el 50% de la dieta de la vaca”.
Como datos positivos en este contexto se destacan los buenos precios que se han obtenido por la leche y también por la carne, además del endeudamiento que hasta el momento era bajo. El empresario también remarcó que “se mejoraron muchos aspectos vinculados con la logística, la granelización de las raciones, permitiendo manejar volúmenes más importantes, la automatización y el equipamiento de los tambos”. Aseguró que estos aspectos posicionan al productor en una “situación diferente”, para poder sobrellevar la adversidad y “quedar mejor preparados” para escenarios similares que pueden llegar en el futuro.
Sin querer criticar a los sistemas pastoriles, Torterolo aseguró que la alimentación de la vaca lechera en Uruguay depende cada vez más de los sistemas agrícolas. “El 50% de la alimentación depende del pasto, mientras que el resto depende del sistema agrícola”, con un 25% del alimento que previene de concentrados y un 25% de reservas de sorgo o maíz, detalló.
La presencia de la agricultura en la alimentación de la vaca ha ido creciendo en los últimos años, y “esta tendencia no muestra señales de revertirse”, consideró.
El productor agregó que muchos establecimientos lecheros están incursionando en sistemas estabulados o de cama caliente, que demandan más producción agrícola, lo que está asociado a una mayor eficiencia de los recursos. “ A la hora de producir alimento los sistemas agrícolas se muestran más eficientes que los sistemas pastoriles”, puntualizó, y agregó que a su entender la producción animal en general dependerá cada vez más de la agricultura.
Torterolo consideró que esta es la chance que tienen los pequeños productores de crecer. Graficó que en los sistemas pastoriles, por cada kilo de materia seca se logra 1 litro de leche; mientras que en los sistemas más dependientes de la agricultura, por cada kilo de alimento se obtiene 1,5 litros de leche. “Estamos hablando de una mayor eficiencia de conversión”, remarcó, lo que a su entender es una oportunidad para aquellos productores que quieran impulsarse y crecer.
Otro factor importante al que se refirió Torterolo está asociado con la alta inversión y los riesgos. Recordó que el 50% de la lechería uruguaya se realiza en área arrendada, algo que eleva los riesgos y los costos, razón por la cual entiende que se debe tender a sistemas de producción estabulados.
Nota de Revista Verde N°107