Por su productividad, las colzas invernales deberían ocupar 80% del área en dos o tres años, según Dalmás
“Estamos proponiendo mucho la colza invernal”, y “empezamos a ver que el piso estaba en 2.500 kilos (por hectárea), capaz que en un año malo llegaba a 2.300 kilos pero de ahí no bajaba”, y “con un manejo bastante parecido al que se realiza con las colzas primaverales”, dijo el gerente general de Greising & Elizarzú, Carlos Dalmás, y director de Dalmás Agro, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en revistaverde.com.uy.
Aclaró que en el caso de las colzas invernales “se tienen que sembrar más temprano, por lo menos en abril”, y la cosecha se arranca a partir de la mitad de noviembre, pero “el potencial de rendimiento es mayor”. El año pasado en varias zonas se comprobó que entre colzas invernales y primaverales hubo “una diferencia de unos 800 kilos por hectárea”, a favor de las primeras, acotó.
“En dos o tres años el 80% del área de colza debería ser invernal”, indicó Dalmás considerando la mayor productividad que aportan esos materiales respecto a las primaverales, y la necesidad de obtener más cantidad de kilos para sustentar la rentabilidad del negocio.
Consideró que en las colzas primaverales “es bastante difícil sacar 2.500 kilos por hectárea en promedio”, según lo observado en los resultados de los productores en distintas zonas del país.
Respecto a otros asuntos, Dalmás dijo que más allá de la falta de lluvias en la zona de Tarariras, para los cultivos de invierno en general ha llovido muy bien y se encuentran en buen estado, principalmente en cebada y en trigo. Las cebadas tuvieron algún problema sanitario pero se ha podido controlar y se encuentran muy bien, comentó.
En “donde hay un poco de todo” es en el cultivo de colza, “las invernales que están mejor” y “generando más biomasa”, y luego “hay mucha área de colza que desapareció” porque “se sembró y no prosperó”, específicamente con las primaverales por el tema de las heladas e insectos, señaló.
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