Agricultura

Se afianza la rotación arroz con soja y pasturas en los campos del este

7 de octubre de 2022

La diversificación permite diluir costos y cubrir riesgos productivos; estos sistemas aportan competitividad a las empresas y son fomentados desde la industria molinera

El productor de arroz “es el mejor sojero para sembrar en campos bajos, porque maneja el riego, el drenaje y la caminería rural, entre otros aspectos”, destacó a VERDE el gerente agronómico de la empresa Casarone, Daniel Gonnet, en el marco de una jornada organizada por Barraca Erro en Treinta y Tres.

“La integración es el motivo por el que estamos trabajando hoy; salir del monocultivo. Y en esta zona el productor arrocero tiene las competencias que le permiten plantar arroz y a su vez hacer otras cosas”, señaló. 

En otros momentos eran empresas agrícolas sin perfil arrocero las que impulsaban las siembras de la oleaginosa en esa zona, pero desde hace un tiempo la apuesta es realizada mayoritariamente por los productores del cereal. 

El sistema se plantea diferentes modalidades, ya sea en asociación con el propietario del campo o sembrando directamente. A eso se suma la complementación con la producción ganadera en ese esquema productivo, comentó.

Calculadora en mano

La producción de arroz tiene un costo promedio de US$ 2.150 por hectárea, según datos de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA). Pero “cuando se hace ese mismo arroz arriba de un rastrojo de soja, el costo es de US$ 1.870 por hectárea, lo que significa una reducción de 13%”, en el entendido de que al hacer dos actividades se reparten los costos, explicó.

La competencia en el mercado de los arrendamientos de campos también se convirtió de una debilidad a una fortaleza para el productor que realiza ambos cultivos.

Casarone “en sus campos propios está haciendo una rotación” entre esos dos cultivos y “con ganadería, haciendo praderas arriba de los rastrojos de soja, lo que mejora las implantaciones”, comentó el gerente agronómico.

Gonnet planteó que “para hacer buena soja en estos suelos es necesario cumplir algunas premisas ineludibles, que si no se cumplen es como recibir una tarjeta roja. Estas son: la sistematización de suelos, los drenajes, la calidad de siembra y cosecha”.

Agregó que “la salida del productor que no domina esas cosas se dio naturalmente, y ocupó su lugar el productor arrocero, que sí los domina. Lo que nos falta es convencernos de eso y darle un poco más de velocidad”. 

A su parecer, la clave pasa por salir de un sistema solamente arrocero y entrar en una combinación complementaria de rubros agrícolas, que incluya a la soja. Consideró que esto “se está empezando a dar”, aunque tal vez de forma “un poco lenta para algunos”. De todos modos, destacó que “hay señales fuertes” para seguir apostando a ese esquema. Aclaró que en ese sentido va el mensaje de la industria, porque “lejos de competir con el arroz”, la diversificación “viabiliza” el cultivo. “Esa complementariedad le va a dar sustentabilidad futura y fuerza”, aseguró.

Con respecto a los datos de productividad en el sistema agrícola, el gerente de Casarone destacó el incremento del rendimiento productivo, ya que uno de los pilares históricos del arroz es el manejo cuidado, y “el sector puede estar orgulloso de los rindes alcanzados, que pueden competir con los de cualquier parte del mundo”.

En el caso de la soja valoró que “hay genética nueva y cambios tecnológicos importantes, con sistemas de nivelación de suelos, que permiten drenar con una precisión mayor a lo que se hacía anteriormente”. Además, destacó que “hay un espacio muy grande para ganar en manejo y acercarnos al potencial” de rinde.

Agua y tecnología

En cuanto al manejo del agua, Gonnet se refirió especialmente al drenaje, con el “cambio principal” que representa el sistema georeferenciado RTK (Real Time Kinematics), que implica un esquema satelital que “tiene una precisión mucho mayor en la altura de los desniveles del suelo”. Eso permite “mayor densidad de drenajes, mejor dimensionamiento y mayor capacidad de sacar agua en un período de tiempo determinado”, valoró.

Otro punto clave en ese sentido es el trabajo en sistemas de riego, pero “no en la búsqueda de alcanzar los máximos potenciales sino de realizar riegos defensivos, para subir los pisos” de rinde. “Eso es muy importante, porque si uno tiene un instrumento de cobertura de precios y esas seguridades de rendimientos, se ubica en escalones más seguros para encarar ese rubro”, señaló.

Por otra parte, el técnico se mostró optimista respecto a la posibilidad de que el potencial de rendimiento de la soja en la zona este “pueda llegar a los 3.000 kilos” por hectárea.

“Regando por surcos y en suelos geonivelados. Esa es otra tecnología que se está impulsando para corregir las imperfecciones del suelo, mejorar la capacidad de drenar y los riegos, con un costo muy económico en relación a la capacidad de rentabilizarlos. Es un trabajo que cuesta US$ 100 por hectárea”, indicó.

Además, destacó que eso puede tener una vida útil de unos tres a cuatro años, al “sacar suelo de las partes más altas para rellenar las más bajas”.

Para replicar los sistemas de complementariedad de arroz con soja, utilizando los esquemas productivos mencionados, en otras zonas arroceras del país habría que analizar diversos aspectos y diferencias existentes. “El problema de otras cuencas arroceras, en comparación a la del este, es que la topografía es diferente, los costos de flete son mayores, especialmente en el norte, entre otras particularidades”, argumentó.

Con una mirada hacia el futuro próximo el gerente agronómico de Casarone manifestó su postura a favor de la incorporación de más cultivos en las chacras del este uruguayo, como el maíz, el sorgo y otros. “La soja es lo que hoy estamos capitalizando”, pero “el sorgo es una alternativa muy válida” para su uso en la alimentación del ganado, además de explorar cultivos de invierno, como la colza y el trigo, avizoró.

La expansión y la genética 

La soja puede crecer hasta 20% en la región este de Uruguay, pasando de 130.000 hectáreas en 2021 a 150.000 hectáreas en la próxima zafra de verano. El gerente de Barraca Erro en Treinta y tres, Carlos Collares, dijo a VERDE que en esa zona se obtuvieron buenos resultados productivos en las últimas dos zafras de soja, “lo que genera entusiasmo en los productores”.

En ese marco, Barraca Erro organizó una jornada técnica en Treinta y Tres, con el propósito de profundizar en los diferentes aspectos que implica la rotación de los cultivos de soja y arroz. Collares resaltó la importancia del trabajo de investigación y desarrollo, tanto a nivel de variedades como en fitosanitarios específicos, con el objetivo de volcar a los productores la información que se va recabando, con el objetivo de potenciar a los sistemas productivos y favorecer el desarrollo de la soja, un cultivo en crecimiento en la zona. 

Para el técnico eso contribuye a la sostenibilidad de los planteos arroceros o ganaderos. Además, señaló que la soja, luego del pico anterior, se fue integrando a los sistemas agrícola-ganaderos, específicamente con arroz y pasturas, en los departamentos de Cerro Largo, Lavalleja, Rocha, Maldonado y la región este de Tacuarembó y Rivera.

Collares recordó que los grandes grupos que sembraban en esa zona fueron saliendo, que tenían sistemas frágiles desde el punto de vista de la estabilidad frente a situaciones de crisis; y esos espacios fueron ocupados por productores de la región, que se fueron diversificando.

Complementariamente, el técnico de Erro, Rodrigo Aiello, describió las diferentes variedades de soja que ofrece Barraca Erro. Destacó específicamente la variedad DM Garra, con buen potencial de rendimiento, muy buen porte agronómico y muy adaptada a suelos de bajos. Ese material es ideal para enfrentar situaciones de “estrés hídrico” y “anegamiento”, acotó.

Otro material recomendado por el técnico fue DM 60i62 que tiene la misma adaptabilidad de DM Garra en los campos bajos. Además de la variedad DM 66R69, para zonas bajas y laderas. A la vez, DM 67i70 y DM 62R63 completan el paquete de variedades de soja recomendadas para esa región del país.

Aiello resaltó el trabajo de investigación, de ensayos y la recopilación de información que ya tiene 12 años. “Todo eso es la base para el posicionamiento y la recomendación de los diferentes materiales para esa región el país, en función los planteos productivos que allí se realizan. Lo que es acompañado con recomendaciones de manejo”.

Nota de Revista Verde N°103

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