Ganadería

Uruguay trabaja en crear un índice integrado de impacto ambiental para la ganadería

14 de junio de 2021

Desde INIA destacan trabajos científicos de calidad, que avalan que la ganadería local no destruye el ecosistema, lo preserva, mantiene el agua limpia y secuestra carbono

Uruguay trabaja en la creación de un índice integrado de impacto ambiental de su ganadería, informó a revista VERDE el vicepresidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), doctor Walter Baethgen. Comentó que en Uruguay “existe un par de proyectos que me tienen muy entusiasmado. Uno de ellos se hace en colaboración con el Instituto Nacional de Carnes (INAC), a través del cual se está midiendo la biodiversidad en distintos establecimientos ganaderos. Se mide el carbono, diversidad de plantas, de animales y calidad del agua. Eso da la idea de cómo se produce carne en los predios ganaderos”. 

Pero reconoció que “eso resulta imposible de hacer en todos los establecimientos ganaderos de Uruguay. Sin embargo, se refirió a otro proyecto que lideró el gerente de investigación de INIA, José Paruelo, en el cual “se combinan imágenes satelitales con informaciones relativamente fáciles de recabar. Así se permite la creación de un índice integrado de impacto ambiental”, explicó. 

Planteó que “lo que hay que hacer es tomar esa metodología, que sí se puede aplicar para todo el país, y verificar que los números que nos están dando esos satélites coincidan con los del campo, a nivel de productor”.

Destacó que “Uruguay tiene la bendición de tener un sistema de trazabilidad del 100% de los bovinos. Se puede decir que un ternero nace en un predio y con este indicador mido el impacto ambiental, se recría en otro predio donde también se puede medir cuál es el impacto ambiental y se engorda en otro. Y cuando llega al frigorífico tengo toda la historia, desde que nació hasta que terminó en el gancho. Y le puedo poner un sello verde si tiene un índice de impacto ambiental bueno. Esto lo podemos tener en muy poco tiempo, mucho antes de cinco años”.

Dijo que “ahora hay que empezar a juntar algunas piezas. Afinar un poco más las cosas, agregar algo más de información para que esa relación entre la información del satélite y lo que me dice del campo, nos permita medir un poco mejor la huella de carbono”. 

“Mi enfoque, en cualquier cosa científica en la que he trabajado, es que se va avanzando de a pasos. Hoy estamos en cero. Pasemos de cero a uno. En algún momento vamos a estar en 100, pero uno es infinitamente mejor que cero. No esperemos estar en 10 para empezar a hacer público entre los uruguayos este tipo de información”, enfatizó el vicepresidente de INIA.

Sostuvo que Uruguay, al ser un país netamente exportador de productos agropecuarios, y al tener pequeña escala de producción, debe encontrar nichos de mercado dispuestos a pagar más por un producto diferenciado. 

UNA GANADERÍA DISTINTA

Señaló que si bien en el mundo se habla de la ganadería como si tuviera un único sistema de producción, insistió en que hay diferentes tipos de producciones ganaderas. “Hay una producción de carne que llega a un bosque tropical, lo corta, lo quema, planta una pastura y allí produce. Eso tiene un impacto ambiental completamente diferente al de un sistema como el uruguayo, donde el 90% de la carne se produce en pasturas naturales, que siempre fueron pasturas. Acá no se cortaron bosques para plantar pasturas, sino que hace decenas de miles de años que las tenemos. Se trata de un ecosistema natural que si no tuviera animales se degradaría”, aseguró. 

Por lo tanto, la producción ganadera uruguaya, que fundamentalmente se basa en ese sistema, “tiene un impacto ambiental absolutamente diferente al de un sistema que se basa en cortar árboles, quemarlos y plantar la pastura, o en condiciones estabuladas que necesitan otras cosas”, afirmó el investigador.

Medir la huella ambiental integrada

El vicepresidente de INIA dijo que normalmente se habla de medir la huella de carbono, cuántos gramos de CO2 se emiten para producir un kilo de carne, pero planteó: “¿por qué no pensamos en una huella ambiental integrada? Que sea de carbono pero también de biodiversidad de plantas, de animales, de agua y de otros servicios que son beneficiosos para la humanidad”. 

Comentó que en Inglaterra o Francia, en un envase de leche dice, por ejemplo, que la huella de carbono para producir ese producto es de 400 gramos. “Eso hoy es algo interesante, pero mañana puede ser una barrera no arancelaria, o te puede abrir la puerta en un nicho de mercado que está dispuesto a pagar más. Está buenísimo medir la huella de carbono, hay que medirla bien, se están haciendo cosas en INIA para afinar cómo medimos”, dijo. 

Sostuvo que “Uruguay tiene oportunidades buenísimas para hacer eso. Esto puede ser importantísimo desde el punto de vista comercial, y por eso es fundamental tener buena ciencia que apoye estas cosas”.  

INVESTIGACIÓN URUGUAYA

Baethgen comentó que hace poco tiempo, cuando entró a la junta directiva de INIA, “me puse a revisar lo que había en Uruguay, sobre todo en relación a la producción ganadera, y me encontré con una cantidad de trabajos muy buenos, que están publicados en revistas científicas internacionales de primer nivel, revisadas por pares, de gran impacto en la comunidad científica, y que en Uruguay se conocían poco”. 

Afirmó que “fue una sorpresa muy linda ver que hay trabajos de investigación que son muy buenos, muchos de los cuales fueron generados en INIA, otros en la Universidad de la República, así como en otras instituciones”.

“Fue así que, con Paruelo, nos propusimos tomar algunos de esos trabajos y resumirlos en un documento entendible y accesible para los agrónomos que trabajan como asesores de productores. Hicimos un documento sencillo, donde se muestran unos pocos grandes mensajes. El primero es que la producción de carne no destruye un ecosistema natural sino que, por el contrario, se hace conservando el ecosistema natural, que se llama pastizales o pasturas naturales. Además, es uno de los ecosistemas naturales más amenazados del mundo. Entoces, se produce carne manteniendo el ecosistema natural, y la ganadería uruguaya preserva un ecosistema natural amenazado”, señaló.

El segundo mensaje es que la ganadería en Uruguay “genera servicios que son beneficiosos para el ser humano, que en lenguaje científico se llaman servicios ecosistémicos. Eso quiere decir que al mantener este ecosistema natural, el agua de los sistemas donde hay mucho campo natural es más limpia, se mantiene la biodiversidad, que es de las cosas que más se busca, porque tiene 500 o 600 especies diferentes. Y además se mantiene la biodiversidad de la fauna, donde hay grandes áreas de campo natural y hay muchos más tipos de animales e insectos”. Y agregó que, en algunos sistemas, además de tener agua limpia y mantener la biodiversidad, se secuestra carbono. 

CAMBIO CLIMÁTICO

El vicepresidente de INIA sostuvo que “el problema que tenemos con el cambio climático es que se han estado emitiendo gases con efecto invernadero. Explicó que uno de los peores gases es el dióxido de carbono (CO2), “pero ese es el mismo gas que utilizan las plantas para hacer fotosíntesis y producir biomasa, entonces, los sistemas están en equilibrio. Y cuando un sistema está en equilibrio hay tanta cantidad de carbono que se está emitiendo como la cantidad que se le fija”. 

Entonces, “si partimos de situaciones como las de campos que están sobrepastoreados y empezamos a manejar bien las pasturas, durante varios años, esas pasturas van a estar secuestrando CO2 de la atmósfera, pasándolo al suelo y aumentando la materia orgánica frente a la cantidad de carbono que emite”, subrayó. 

En tal sentido, destacó que “ese es otro servicio ecosistémico importantísimo, es contribuir en limpiar la atmósfera de uno de los gases que tiene más efecto invernadero, más afecto al cambio climático. Esto es como contrarrestar las emisiones que salen de los combustibles fósiles”. 

Por otra parte, dijo que “hay algo que no estamos pensando suficientemente bien en el tema carbono en general y metano en particular. El CO2, que es la materia prima de la fotosíntesis de las plantas, una vez que se emite a la atmósfera se queda allí durante 1.000 años. Cada vez que emito un poco de CO2 se va acumulando, y eso es lo que más ha venido afectando al clima del planeta”. 

Pero detalló que el metano, que se produce por fermentación en el rumen de los vacunos, que tiene un poder de calentamiento mayor, queda de 10 a 13 años en la atmósfera. “Si estás emitiendo CO2 es como tirarle agua a una pileta que está con tapón, cada gotita que caiga se va a ir acumulando. Pero emitir metano es como tirar agua a una pileta que está con el tapón salido, va a llegar un momento en que la cantidad de agua que entra y la que sale es igual, y no aumentará la cantidad de agua en la pileta”, ejemplificó.

“Así que estos sistemas que secuestran carbono,  generan el efecto opuesto al de los autos que emiten combustibles fósiles. Cuando se quema combustible fósil hay un carbono que estaba enterrado, que se sacó (petróleo) y transformó en nafta, se quema en el auto y se lo larga a la atmósfera. Pero lo que hago con una pastura bien manejada es: tomar parte de ese carbono, que las plantas lo usan para la fotosíntesis, se genera biomasa y se va incorporando carbono en las raíces y tejidos al suelo, como materia orgánica, y queda ahí por muchos años”, explicó. 

Resumió que, “el auto contamina, larga a la atmósfera carbono que antes no estaba en el sistema”, mientras que “la pastura bien manejada lo limpia, lo filtra”. 

Sostuvo que estos trabajos científicos que hay sobre la ganadería uruguaya, demuestran que no destruye ecosistemas sino que preserva uno que está amenazado; que además genera servicios beneficiosos para la humanidad, como agua limpia, biodiversidad, y en algunos casos secuestro de carbono para la mitigación del cambio climático; y que se pueden desarrollar métodos para la certificación de esos procesos, para que cualquiera en el mundo los venga a verificar. 

Baethgen, quien integra la junta directiva de INIA en representación del MGAP, afirmó que “una cosa es tener un enfoque de marketing que promueva estas cosas y las muestre, pero eso es distinto a tener 15 o 20 trabajos científicos de primer nivel internacional, revisados por pares, que da credibilidad altísima”. 

Nota de Revista Verde N°93

6 - 01:47