Uruguay “está muy atrasado” en uso de bioinsumos respecto a la región

Integrantes del sector señalan que “la burocracia” para el registro de fitosanitarios en el MGAP “le ha puesto mucha traba” al crecimiento de los productos biológicos en el país
Uruguay “está muy atrasado a nivel regional” respecto a la utilización de bioinsumos, dijo a VERDE el director comercial de Sosei, ingeniero agrónomo Nicolás Rubio. Agregó que “la burocracia para el registro de fitosanitarios del Ministerio” de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) “le ha puesto mucha traba al crecimiento de (los insumos) biológicos en el país, lo que limita el crecimiento de planes de salud del suelo”. Explicó que esas limitaciones implican “restricciones en la cantidad y calidad” de productos a utilizar y eso hace que los productores “pierdan una cantidad de herramientas”.
Afirmó que los protocolos de registro “muchas veces son imposibles de realizar”, dado que “no se comportan del mismo modo que los químicos u otros tipos de productos”. Agregó que tienen un periodo de tiempo para cumplirse, que “es diferente”, y principios de acción “muy distintos”.
Consultado sobre su participación en el Plan Nacional de Bioinsumos, llevado a cabo por el MGAP, respondió que fue “positivo”, porque el plan “detectó una problemática importante”, que “toma las necesidades de las empresas”.
“A las empresas que van a vender productos biológicos les cuesta mucho entrar, porque los productores no conocen el tema”, explicó Rubio. Y aseguró que “falta mucha capacitación de parte de la academia”. Los bioinsumos “son una herramienta muy útil para la agricultura que se viene”, y “junto a una buena nutrición mineral pueden colaborar mucho a la regeneración de los suelos”, opinó.
Sosei es una empresa uruguaya de biotecnología, que se dedica a la realización de análisis biológicos para evaluar y monitorear la salud del suelo, ofreciendo un servicio “único en el mercado”, destacan desde la compañía que fue fundada hace cuatro años por la ingeniera química Magdalena Iturria, actual CEO.
La investigación que realiza Sosei es un trabajo que a nivel nacional “recién está comenzando a hacer, y entendemos muy importante que se continúe por este camino”, afirmó Rubio. A su vez, la organización realiza análisis en proyectos con la Facultad de Agronomía y otras instituciones públicas y privadas.
Y señaló que “nuestros indicadores están alineados con lo que está empezando a trabajar el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria)”.
Bioinsumos en la región
En la región los bioinsumos no solo tratan de la salud del suelo o de la producción intensiva. “Brasil es un caso clarísimo”, señaló Rubio, donde los bioinsumos se utilizan para incrementar los rendimientos con sostenibilidad ambiental. El país vecino alcanzó “un 50% de uso de insumos de origen biológico en el agro”, destacó. En Argentina y Paraguay el crecimiento también “viene siendo elevado”, mientras que Uruguay “está relegado”.
La implementación masiva de bioinsumos como uso complementario al convencional requiere mucha formación. Al momento de hablar con VERDE, Rubio se encontraba en Brasil, capacitándose sobre microbiología. Comentó que Brasil está más avanzado en llevar la teoría a la práctica en el uso de bioinsumos, así como en la operativa de aplicación.
Comentó que en Uruguay uno de los principales desafíos es la compatibilidad entre productos biológicos y químicos, ya que las aplicaciones suelen hacerse en mezcla. “Queremos introducir en los análisis la capacidad de medir la compatibilidad de los biológicos con los fitosanitarios y otros productos”, dijo. Esto permitirá que los productores envíen sus caldos de mezclas para análisis, facilitando recomendaciones más precisas y efectivas sobre el uso combinado de los insumos.
La salud del suelo como nuevo paradigma
El director destaca la creciente importancia del concepto de salud del suelo. Este término, aunque “cada vez más utilizado”, aún requiere “mucho trabajo” para su plena implementación. Rubio explica que la salud del suelo abarca “tres componentes principales: la química, la física y la biológica”. Este último componente, según Rubio, “es el menos evaluado” hasta ahora, especialmente en Uruguay, y es precisamente en ese aspecto donde Sosei se posiciona como líder. “Brindamos análisis biológicos, utilizando diferentes indicadores para monitorear la actividad biológica del suelo”, explicó.
Además, describió cómo la empresa vincula los componentes físicos y químicos con los biológicos, para ofrecer una evaluación completa del estado del suelo. “A partir de esta integración damos un diagnóstico de la salud del suelo de cada potrero”, señaló. El trabajo de Sosei le indica al agricultor si está yendo o no en la dirección correcta, en términos de prácticas agrícolas sostenibles.
El avance en el estudio de la biología del suelo ha sido significativo. “Hoy en día contamos con herramientas que nos permiten conocer mucho más la biodiversidad del suelo y su funcionalidad”, comentó el ingeniero agrónomo. Este progreso ha desarrollado herramientas claves para avanzar en lo que se conoce sobre salud biológica del suelo.
Lo central de los avances en investigación biológica implica conocer a los microorganismos, base de muchos de los bioinsumos que están llegando al mercado. Estos organismos contribuyen a la estructura del suelo, la nutrición y protección de las plantas, captura de carbono y la resiliencia del sistema en su totalidad. “Podemos determinar a través de varios mecanismos si la biología del suelo está activada y funcionando correctamente”, explicó el director comercial.
Innovación en la metodología de análisis
Los indicadores que releva Sosei se encuentran bajo dos líneas de investigación: una de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) y la otra de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), institución dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, que realiza funciones equivalentes a las del INIA en Uruguay.
La estadounidense evalúa carbono activo, que es la parte del carbono de la materia orgánica que está más disponible para los microorganismos. Además evalúa el nivel de proteína en el suelo, que se relaciona con dos aspectos importantes de la salud del suelo: el potencial de ciclar nitrógeno orgánico y el potencial de formar agregados estables, mejorando la estructura y la capacidad de retención de agua.
La línea brasileña implica el análisis enzimático en suelo, conocer qué tipo de actividad desarrollan. Por ejemplo: si están disponibilizando fósforo o consumiendo carbono. El ingeniero agrónomo comentó que el trabajo de Sosei y su metodología “sigue las mismas estrategias de Embrapa, con resultados exitosos”.
Estos análisis de suelo se diferencian de los convencionales porque “te ayudan no solo a ver qué pasó, sino también a tratar de predecir lo que pasará”. Por ejemplo: una alta actividad microbiana, con disponibilidad de alimento para los microorganismos da cuenta de que habrá mayor disponibilidad de nutrientes. Los análisis convencionales dan cuenta de la historia de la chacra, pero no de la dirección correcta a seguir, además de tener cambios más lentos.
Enfoque en el productor y análisis a medida
Consultado sobre la receptividad de esta tecnología en los productores, Rubio respondió que trabajan con varios rubros y la recepción “es enorme”. Confirmó que los productores “están realmente preocupados por la situación de los suelos, que cada vez demandan más insumos, y quieren manejarlos de una manera más regenerativa”. Sin embargo, llevar a la práctica las soluciones encontradas puede ser complicado, debido a limitaciones técnicas o de productos. El desconocimiento de información y la falta de asesoramiento afectan la implementación de esta tecnología.
Rubio explicó que, además de ofrecer análisis biológicos, Sosei se enfoca en proporcionar a los productores “información útil, práctica, económicamente viable y comprensible”. Aclaró que el análisis biológico crudo “no te dice nada por sí solo, porque el productor tampoco sabe interpretarlo”. Por eso, la empresa trabaja para brindarle información y asesoramiento en la interpretación de los datos.
Los análisis también se realizan en base a los objetivos de cada productor, ya sea comparar dos campos con manejos diferentes, verificar el efecto de un producto en el suelo o evaluar cómo se comportan los cultivos de servicio en los diferentes suelos. “El análisis está direccionado al objetivo de cada productor, no es algo que obligatoriamente deba hacerse todos los años, también puede realizarse para detectar limitantes productivas”, indicó.
La empresa está desarrollando un índice que permitiría evaluar y comparar la salud del suelo en diferentes parcelas del predio de los productores u otras con suelos similares. El objetivo es estimar la degradación en términos de fertilidad biológica.
El laboratorio cuenta con un índice de fertilidad biológica, con una escala de 0 a 100. “Este índice es útil, porque traduce datos técnicos complejos en una métrica fácil de entender para los productores. A su vez, se puede comparar con la media de suelos de una misma textura a nivel nacional”, explicó.
Lo novedoso de este análisis es que da la opción de segmentar prácticas de manejo y rotación de cultivos, según la salud específica de cada potrero. El director comercial de Sosei ejemplificó que esta herramienta le permite a un cliente saber si su suelo está un 60% por encima de la media de la región o un 40% por debajo. Con esa información se podría, además, ajustar la rotación agrícola, identificar las parcelas más degradadas, priorizar cultivos de servicio u otras medidas regenerativas específicas, de acuerdo con la necesidad del potrero.
Nota de Revista Verde N°116