Agricultura

Soja: el desafío de aprovechar el agua

20 de diciembre de 2023

Por Federico Lazbal. Ingeniero Agrónomo, director de Nutriavanza.

En un verano donde al parecer la lluvia no faltará, debemos cuidar y potenciar al máximo los cultivos para capitalizar la oportunidad. La Nutrición vegetal es sin duda uno de los factores más determinantes del rendimiento. A su vez la llamada Nutrición vegetal avanzada (NVA) la que condiciona aspectos fundamentales de la fisiología de la planta, es clave para alcanzar altos niveles de rendimiento cuando el agua no es limitante.

Más allá del NPK (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), la presencia de determinados micronutrientes, hormonas y activadores biológicos, son fundamentales para lograr una planta fuerte y equilibrada, que logre desde un mejor cuajado de flores y llenado de granos, hasta una mayor tolerancia a las enfermedades y situaciones de estrés.

Zinc: Por su carencia casi que generalizada en nuestros suelos, el Zinc es el primer micronutriente a tener en cuenta y corregir. Más allá de sus efectos sobre la sanidad y desarrollo de planta, el Zinc tiene una función muy importante en la etapa reproductiva, a través de su rol en la formación del grano de polen y de una de las principales hormonas que actúan en los procesos de crecimiento de flores y granos, las auxinas.

Tenemos en nuestro país resultados experimentales positivos de Zinc también en Soja, donde se han logrado incrementos significativos en el rendimiento mediante la aplicación foliar de 300 gr Zn/há previo al cierre de surcos (85-90% cobertura).

 Boro: Por su efecto directo sobre el desarrollo del tubo polínico de la flor, es un micronutriente fundamental para lograr un buen cuajado durante el proceso de floración. A su vez junto al Calcio, son imprescindibles para formar pared celular y ejecutar así el proceso de división celular inicial que define el potencial de crecimiento final de cada grano. Junto al Potasio, el Boro también mueve los azúcares desde la hoja hasta el grano durante el proceso de llenado.

Su perversa dinámica en el suelo y en la planta, hacen muy difícil de predecir su carencia y ajustar su respuesta mediante ensayos de campo, estando su biodisponibilidad condicionada mucho más por el clima y tipo de suelo, que por su eventual presencia en el análisis de suelo. En este sentido su forma como borato hace que sea fácilmente lavado por la lluvia y su recuperación muy dependiente del contenido de materia orgánica y de las condiciones de mineralización. A su vez no puede ser absorbido en suelo seco.

Fotosíntesis: Un factor importante será tener bien activa la estructura fotosintética que genera los carbohidratos necesarios para la Fijación Biológica del Nitrógeno (FBN), crecimiento, cuajado y llenado de granos. Esto se logrará manteniendo niveles suficientes de los principales nutrientes involucrados en la fotosíntesis (Azufre, Magnesio, Manganeso, Hierro) y evitando excesos de glifosato que produzcan una degradación de la clorofila a través de la formación y acumulación de AMPA dentro de la planta.

Desarrollo radicular: Finalmente resultará muy importante toda la estimulación para el desarrollo radicular que a través de bioestimulantes específicos como el Acrecio podamos darle a la planta, desde las etapas más iniciales donde se define la estructura principal de la raíz y la planta, hasta la floración y el llenado de granos, donde la gran absorción de nutrientes clave como el Fósforo y el Potasio se produce esencialmente a través de raíces nuevas, que deben regenerarse permanentemente.

Un punto muy importante también a tener en cuenta respecto al desarrollo radicular permanente, es el hecho de que la principal hormona, la citoquinina, se produce principalmente en la punta de las raíces nuevas, motivo por el cual se ha llegado a denominar a la raíz como el “cerebro de la planta”.

Esto es porque las citoquininas señalizan el inicio de cualquier tipo de crecimiento en la planta, rompen dominancia apical para que la planta ramifique, determinan el cuajado de flores y el potencial de crecimiento de los granos, así como también retrasan la degradación de la clorofila y el envejecimiento de la hoja, logrando así un mayor tiempo para el llenado de granos.

Esta bioestimulación radicular será mucho más importante aún en cultivos de alta densidad de plantas, zonas bajas con riesgo de anegamiento y lotes enmalezados con alta presión de herbicidas, principalmente del tipo ALS que afectan directamente los meristemos o puntos de crecimiento de la planta, limitando así el desarrollo radicular.

Por todo lo expuesto recomendamos evaluar cada situación, hacer aplicaciones foliares correctivas de Zinc cuando falte en suelo y preventivas de Boro en situaciones de mayor riesgo de biodisponibilidad, así como también aplicaciones estratégicas de Acrecio para ayudar a las plantas bajo situaciones de estrés (herbicida, anegamiento, etc) y para potenciar la floración y el llenado de granos mediante la emisión adicional de raíces nuevas durante la etapa reproductiva.

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