Los beneficios de las siembras aéreas de los cultivos de cobertura
El planteo de considerar al avión agrícola dentro de las opciones disponibles para esta tarea, ya que puede ser un aliado fundamental para una agronomía más sustentable
El sistema conservacionista de suelos de Uruguay está integrado a las dimensiones de sustentabilidad ambiental requeridas para los agroecosistemas del siglo XXI.Entre las prácticas que afianzan este atributo, se consolida la utilización de los cultivos de cobertura sobre aproximadamente 400.000 hectáreas, según datos de INIA (2018).
La investigación en toda la región corrobora efectos positivos sobre el control de la erosión y malezas, reciclaje de nutrientes, menor uso de herbicidas, mejoras en la eficiencia del uso del agua y una mejora en las condiciones fisicoquímicas del suelo.
Pero la agronomía actual requiere enfoques analíticos integrales, donde nada es lineal ni nada tan simple y directo. Y esto se cumple también al hablar de coberturas, ya que el cultivo antecesor, las condiciones del ambiente, la o las especies elegidas y el manejo específico que reciban, condicionan el impacto sobre cada una de las posibles ventajas listadas anteriormente.
Al considerar su introducción, la importancia del momento de siembra constituye una oportunidad clave para considerar la siembra aérea, por su capacidad de aprovechar la ventana temporal ideal de siembra, independientemente del estado del cultivo antecesor, aún si está en pie en el lote, y de la existencia o no de condiciones de piso.
Si la siembra es sobre un cultivo aún sin cosechar, la siembra aérea evitará un porcentaje de deterioro del stand de plantas, que en algunos casos se ha medido entre 0,5% y 4%.
A estas ventajas hay que sumar la contundente capacidad de trabajo que el avión es capaz de desplegar, ofreciendo una sólida ventaja logística y un mejor aprovechamiento de la condición hídrica del suelo.
Sembrar a tiempo y en condiciones de humedad óptima es decisivo para la producción de materia verde de la cobertura y para la máxima expresión de las ventajas referidas, especialmente el control de malezas y erosión.
Pero no cualquier condición de servicio de siembra es garantía de éxito.
A la hora de decidir una siembra aérea junto con las ventajas que listamos más arriba, habrá que tener especial atención en lograr una correcta uniformidad de distribución de semilla, lo que dependerá de una correcta calibración de todos los componentes del proceso: altura de vuelo, velocidad y dirección del viento, regulación del dispersor y ancho de trabajo.
Este conjunto de elementos se logra mediante una correcta elección del prestador de servicio. En efecto, la experiencia, el profesionalismo del piloto aplicador y el trabajo en conjunto de este con el productor y su asesor agronómico, conducirán a un escenario de implantación exitoso.
La calidad de la semilla y la condición de humedad al momento de la siembra, o la inmediata precipitación postsiembra deberían hacer el resto.
En el plano del análisis económico, es interesante poner en la balanza que los controles químicos en barbecho pueden oscilar entre US$ 50 y 130 por hectárea versus los costos de una siembra aérea que incluyen entre US$ 20 y 30 por hectárea del costo del servicio más unos US$ 25 por hectárea de semilla, por ejemplo, para el caso de avena.
Seguramente en las próximas campañas los cultivos de servicio seguirán ampliando su diversidad de oferta de opciones como práctica para seguir reforzando las dimensiones de sustentabilidad de los sistemas agrícolas y ganaderos de Uruguay y de toda la región.
Para su aprovechamiento, la diversidad de situaciones generará oportunidades para todas las opciones de utilización de la práctica y los métodos de siembra terrestre y la siembra aérea serán ambos necesarios según ambientes y manejos.
Apelamos desde esta nota a prestar atención y considerar dentro de las opciones disponibles al avión agrícola como aliado de una agronomía más sustentable
Nota de Revista Verde N° 92
