Agricultura

La colza crece en área basada en sus ventajas

13 de enero de 2020

En su cuenta de la red social Twitter, el agricultor Javier Figares escribió: “Precisamos más cultivos que permitan mejorar las fechas y potenciales del sistema para mantener todo en movimiento; y se preguntó: ¿En dos o tres años, nos iremos a 200.000 o 250.00 hectáreas de colza?

Por lo pronto, en la última zafra la superficie de la oleaginosa de invierno creció 46% y llegó a 67.000 hectáreas, de acuerdo a los datos de la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria (OPYPA).

La oficina del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) agrega en su anuario que eso ya no sucede como respuesta a la demanda de ALUR (que fija sus precios sobre el precio de la soja en el mercado de Chicago) y su estrategia productiva de elaboración de biodiesel a partir de aceite de colza.

El crecimiento se explica por la participación de nuevos actores que concretarán una parte de la superficie por fuera de los contratos de la empresa estatal, y esa producción tiene como destino el mercado internacional.

A esa superficie de colza, agrega OPYPA, deben adicionarse unas 8.000 hectáreas de Brassica Carinata, mercado que viene desarrollando UPM para la exportación a Europa. El producto tiene como destino la elaboración de biocombustible para uso en la aviación (biojet). De esta forma, las crucíferas aumentan sustancialmente su participación en la configuración de los cultivos de invierno, totalizando al menos, 75.000 hectáreas.

Los rendimientos de la colza, según OPYPA, se acercarían a los 1.700 kilos por hectárea. De ese modo, la producción de colza se proyecta en 115.000 toneladas, duplicando las 76.000 toneladas del ciclo previo.

Germán Bremermann, integrante del comité de dirección de Barraca Erro, dijo a VERDE que, “si bien en la última zafra no se lograron los muy buenos rendimientos del año pasado, tampoco se dieron los pisos de rinde que el cultivo ha mostrado desde que comenzó el avance de área en el país”.

Agregó que zafra a zafra se va sumando conocimiento al cultivo, y se va adaptando cada vez más al sistema de producción uruguayo, lo que permitirá que el área siga creciendo. “La mayoría de los materiales que se siembran en Uruguay tiene una fecha apta, que va desde fines de abril y fines de mayo. Ahí está la posibilidad de explorar los mayores rindes y en esas fechas, salvo excepciones, no se siembra ni trigo ni cebada. Entonces, permite arrancar temprano con la siembra, y lo mismo con la cosecha, permitiendo siembras de segunda con fechas de primera y no altera la cosecha del trigo y la cebada”, explicó.

Sostuvo que “en los sistemas donde no pueden ir ni trigo ni cebada, la opción que queda es un cultivo de cobertura, pero si la colza aporta más que el costo de la cobertura, ya está dando un aporte muy importante, y en esas situaciones también tiene para crecer”.

Bremermann afirmó que la colza tiene demanda. “Hay un mercado transparente, que tiene dos vías: el mercado local y la exportación. Desde Erro hemos buscado destinos para la colza, y hoy existe un flujo interesante para la exportación, que brinda la posibilidad de fijar precios en cualquier momento, dado que sigue al mercado MATIF de Francia. También estamos trabajando en el desarrollo de materiales y su respectivo manejo”.

Por eso, entiende que el cultivo tiene potencial para seguir creciendo. Aunque advirtió que “hay dos puntos críticos. Uno pasa por lograr una implantación uniforme y el otro está en la cosecha, pero con capacitación y manejo se han venido mejorando”.

Por otra parte, Diego Guigou, gerente de producción de ADP (Agronegocios del Plata) indicó a VERDE que a la colza le encontraron un lugar muy importante en la rotación, porque “nos permite sembrar y cosechar temprano, algo que difiere con los cultivos de invierno tradicionales”.

Además, “en chacras de soja de primera o de maíz de primera, que vienen con manejo de herbicidas, si se siembra trigo o cebada hay herbicidas que no se pueden utilizar; pero al introducir colza podemos rotar principios activos y controlar malezas”.

Agregó que, en líneas generales, “la rotación armada con soja de primera, colza, soja de segunda, trigo o cebada, maíz o soja de segunda” es viable porque “la cosecha de colza, permite arrancar a sembrar soja en condiciones favorables, comenzando por la fecha”.

Guigou consideró que, como negocio, es bastante limitado por el margen que otorga, “pero puede pagar media renta, mejora el manejo de malezas, se siembra un cultivo de segunda con fecha de primera, generalmente cuando se analiza el resultado de la rotación termina cerrando muy bien. Además, la soja luego de colza tiene una productividad similar a una soja de primera, por lo cual, en nuestro esquema la colza tiene su lugar”.

Maximiliano Salle, técnico de Agroinsumos Carmelo, sostuvo a VERDE que el cultivo en el área de influencia de la empresa, sino hay cambios bruscos en el mercado, tendrá un gran crecimiento para la próxima zafra. “Venimos con un rinde promedio que está levemente por encima de los 2.000 Kilos por hectárea, y eso se sustenta en los buenos rindes que tuvieron los cultivos sembrados en las fechas óptimas”.

Salle entiende que el cultivo ganará más espacio en los planes de siembra de los productores, “porque tiene transparencia comercial, una logística sin inconvenientes y el manejo viene ajustándose año a año. La incidencia que tiene en la fecha de siembra en el cultivo de segunda también es elemento observado por el agricultor”.

Maurice Vidal, integrante de IPB Seeds (empresa que ofrece la genética de Nuseed), señaló a VERDE que “hay varios análisis para la próxima zafra, que indican que el área volverá a aumentar”. En IPB Seeds consideran que el área del cultivo puede llegar a 100.000 hectáreas en 2020.

Explicó que “los rendimientos fueron muy buenos en el litoral”, y que además “tenemos un área de trigo y cebada en el litoral norte que se destinará a colza, por los inconvenientes productivos de los cereales de invierno”.

Vidal considera que la evolución del manejo, la oferta genética y las ventajas comerciales son los elementos que apalancarán el crecimiento del cultivo.

Gabriel Di Giovannantonio, de Cargill, dijo a VERDE que la compañía está viendo al cultivo con buenos ojos. Recordó que “el año pasado se lanzó un programa comercial piloto, y este año dicho plan incrementó el área”.

Consideró que “es un cultivo que, por la escala de Uruguay, se puede trabajar muy bien. Se complementa a todo nivel con el resto de los cultivos, en chacra, siembra, cosecha, transporte, acopios y en los puertos, con lo cual aprovechamos la capacidad disponible a lo largo de la cadena”.

Señaló que “el objetivo es cuidar la identidad de la canola uruguaya, que apunta al mercado europeo. Tener que ir a otro destino significa resignar entre US$ 20 y US$ 30 por tonelada, por eso debemos cuidar la inocuidad, no usar desecantes, y con eso evitamos problemas”.

Recordó que Europa tiene prohibido el Paraquat, “y si bien el destino de la colza en ese mercado es la producción de biodisel, hay exigencias que deben cumplirse”.

Di Giovannantonio remarcó que “es muy importante hacer las cosas bien para cuidar el mercado europeo, que es de elite”. Afirmó que si eso se hace, el cultivo seguirá creciendo, porque se tiene una referencia comercial en el mercado de MATIF en Francia, lo que le otorga la posibilidad de tener precio desde la siembra hasta la cosecha”. Recordó que en la última zafra el precio de venta se ubicó entre los US$ 355 y US$ 375 más bonificaciones.

Juan Pablo Viera, de Fadisol, explicó a VERDE que la colza es importante para distribuir el riesgo en otro cultivo. Además, cómo especie, otorga muchos beneficios. “Es una excelente alternativa en fechas de siembra temprana, desde principios de abril, según la zona del país; nos entrega la chacra antes; y los datos de Fucrea muestran que la soja detrás de colza rinde más que una soja detrás de trigo o cebada”.

Indicó que, al ser otra familia de plantas, “disminuimos la presencia de inóculos, de enfermedades, y eso genera impactos positivos para las gramíneas que serán el cultivo de invierno posterior”.

Destacó que “es una alternativa muy interesante para el control de malezas. Si bien hay algunas malezas de hoja ancha que se le escapan a los herbicidas que podemos usar en colza, teniendo un buen control de presiembra y un buen estand de plantas, nos permite aplicarle sobre el cultivo una combinación de graminicidas más hormonal, tener un control aceptable de hoja de ancha y excelente control de gramíneas”.

Puso el ejemplo de la cebadilla, “que viene aumentado su presencia en las chacras; también con raigrás tolerante a glifosato, que viene siendo un problema. El cultivo cuenta con características alelopáticas sobre las malezas”

Viera señaló que suma una raíz pivotante y una exploración radicular que provoca un efecto residual que, no solo trasciende al cultivo siguiente, sino a la rotación.

Otra posibilidad que indicó Viera fue la colza sembrada en precosecha de soja, pero no como cobertura sino para cosecharla, ajustando los kilos por hectárea, no sembrando en exceso. Después, si el cultivo se arma, se lo pasa a cultivo de renta, se fertiliza y demás”.

Consideró que “los miedos por lograr un correcto estand de plantas han quedado atrás, al igual que el hecho de cosechar a tiempo y no tener pérdidas”.

También “hay diferentes alternativas comerciales, como cultivo de renta y es un cultivo al que se le está poniendo más tecnología e inversión por sus aportes”.

 

NOTA DE REVISTA VERDE N° 82

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