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Agricultura

Diego Charbonnier, un joven uruguayo en EEUU investigando nuevas tecnologías agrícolas en Bayer

19 de enero de 2023

Diego Charbonnier cursó una maestría en la Universidad Estatal de Kansas y trabaja en la estación experimental de la multinacional, ubicado en Nebraska, Estados Unidos

Luego de recibirse como ingeniero agrónomo en la Universidad de la República, Diego Charbonnier comenzó a buscar oportunidades de posgrado en el exterior, especialmente en Estados Unidos. En 2019 cursó una maestría en la Universidad Estatal de Kansas y actualmente trabaja en la compañía Bayer Crop Science, en el centro de investigación ubicado en Gothenburg, Nebraska. 

Destacó los trabajos que allí se llevan a cabo, en nuevas tecnologías como el maíz de estatura baja, que tiene mayor tolerancia al vuelco, mejor acceso al cultivo sin depender de aplicaciones aéreas y mayor potencial de rendimiento. A su vez, remarcó los trabajos que está realizando la compañía en eventos biotecnológicos contra insectos basados en la tecnología ARN, así como eventos para tolerancia a herbicidas en soja y maíz. 

Charbonnier recorrió un largo camino para establecer contacto con profesores de Estados Unidos que son referentes en su área de interés: el manejo de nutrientes y la agricultura de precisión. En un simposio sobre agricultura, desarrollado en Paysandú, conoció al doctor Fernando García, especialista en fertilidad de suelos y nutrición de cultivos, quien lo contactó con sus colegas que trabajan en investigación en el país norteamericano, quienes podrían aceptar estudiantes a través de un programa de becas de investigación.

Se puso en contacto con el doctor Dorivar Ruiz Díaz (especialista en fertilidad de suelos) de la Universidad Estatal de Kansas, quien le brindó la oportunidad de realizar una maestría en Agronomía, enfocada en el manejo de nutrientes. “Los posgrados pueden ser bajo la modalidad de becas, con la oportunidad de trabajar en investigación para financiar la maestría o el doctorado mientras se estudia”, explicó

Desde enero de 2019 y hasta noviembre de 2021 realizó su maestría en la ciudad de Manhattan, Kansas. Su tesis fue sobre manejo de nutrientes en soja, especialmente en potasio. 

Charbonnier también se enfocó en agricultura de precisión y georreferenciación, “temas que considero muy interesantes y en los que aquí (Estados Unidos) hay mucho avance”, destacó. Además, comentó que uno de los programas de ese país permite trabajar durante un máximo de tres años una vez graduado en una universidad estadounidense. “Unos meses antes de finalizar la maestría, Bayer Crop Science, a través del doctor Ruiz Díaz, me hizo llegar una oferta de trabajo en investigación en una estación experimental y la acepté”, comentó.  

En noviembre de 2021 se mudó a la ciudad de Gothenburg, Nebraska, para trabajar en el centro de investigación enfocado en el uso del agua, que Bayer Crop Science tiene en el centro de Estados Unidos. “Es una región semiárida, lo que permite evaluar variedades e híbridos en condiciones de estrés hídrico”, puntualizó.

LOS MAÍCES DE BAJA ESTATURA

Una de las nuevas tecnologías en las que se está trabajando en ese centro de investigación tiene que ver con el maíz de estatura baja o enano. “Se trata de un maíz con una altura menor a 2,10 metros, mientras que los convencionales pueden alcanzar los 3 metros o más”, explicó. 

La menor altura se logra mediante un acortamiento en la distancia entre nudos, manteniendo el mismo número de hojas. “La primera generación se obtuvo mediante cruzamientos, incorporando gen de enanismo nativo en el maíz” detalló. Estos materiales se lanzarán en 2023 en Estados Unidos. 

Este maíz no solamente tiene una estatura menor, sino que el posicionamiento de la espiga también es más bajo, situándose entre 60 y 90 centímetros del suelo. Asimismo, al final de la década está previsto el lanzamiento de la segunda generación de maíz enano, en este caso obtenido mediante transgénesis. 

Como ventajas, destacó que tiene una mayor tolerancia al vuelco, característica importante en el medio-oeste estadounidense, por los fuertes vientos. “La arquitectura de planta permite tolerar mejor el viento y mantenerse en pie, en comparación con los maíces convencionales”, destacó. 

Otra de las ventajas es que permitiría intensificar el sistema, incrementando el número de plantas por hectárea y la fertilización nitrogenada, sin perjudicar rinde por vuelco, por ejemplo. A su vez, explicó que permitiría un acceso al cultivo durante todo el año, con pulverizadores normales, sin que sea necesario el uso de aviones para aplicar fitosanitarios, fungicidas u otros productos. 

Este maíz está pensado para ambientes con alto potencial de rendimiento, donde no se vea tan afectado el posicionamiento de la espiga. 

LA EFICIENCIA EN EL USO DEL AGUA

Charbonnier señaló que este tipo de maíz de baja estatura posee una mayor exploración radicular, lo que le permite acceder a más agua y nutrientes del suelo. “La investigación en la estación está orientada a un uso más eficiente del agua, porque se ha visto que cuando hay mucho acceso a este recurso se termina utilizando más de lo que se necesita. Hemos observado que se puede llegar a recortar entre 25 y 50 milímetros de riego por temporada, solamente tratando de manejarlo mejor durante el ciclo”, detalló. 

Indicó que en Estados Unidos gran parte del agua que se utiliza se extrae del acuífero, y sus niveles están bajando. Esto llevó a que muchos estados estén legislando para controlar su uso,  y la eficiencia en el uso de este recurso “es una preocupación permanente”.

Charbonnier comentó que en el centro de Nebraska el promedio de lluvias es de 580 milímetros (mm) al año, lo que hace que el riego sea una herramienta fundamental. Actualmente hay unas 3,6 millones de hectáreas bajo riego en ese estado. “Si se cubren las necesidades hídricas del cultivo, asociado a un buen manejo, los maíces rinden 20.000 kilos por hectárea (kg/ha)”, destacó. 

En la estación experimental también “se están evaluando distintas estrategias de irrigación. En promedio, el volumen de riego recomendado en esa región va de 250 a 280 mm durante todo el cultivo de maíz. El centro cuenta con riego variable, lo que hace más fácil simular campos de productores con menor acceso al agua”. 

El investigador uruguayo comentó que “las estrategias de riego que están enfocadas en etapas reproductivas obtienen mejor eficiencia sin reducir considerablemente el rendimiento. Esta región en particular tiene fácil acceso al agua (el acuífero no baja de nivel como en otros estados) y los costos para el riego son muy bajos, permitiendo que los productores rieguen durante todo el ciclo, y pequeños incrementos en rendimiento compensan el costo de riego adicional”. 

Sobre las características de este año, dijo que “fue tan seco que incluso se vio a muchos productores regando antes de la siembra. El centro también cuenta con riego por goteo subsuperficial, que permite mejorar la eficiencia de aplicación de agua; pero a diferencia del riego por pivot, requiere de una mayor inversión inicial”.

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS 

Por otro lado, Charbonnier se refirió a nuevos eventos para tolerancia a herbicidas en soja y maíz. Sostuvo que en maíz actualmente hay híbridos que tienen tolerancia a glifosato, glufosinato, 2,4-D, y herbicidas FOPS; mientras que en el corto plazo se está pensando en agregar tolerancia a dicamba. 

Para el final de la década se piensa incorporar tolerancia a herbicidas inhibidores de la enzima PPO, como por ejemplo flumioxazin, sulfentrazone y saflufenacil. “Son herbicidas muy buenos para el control de Amaranthus, que es uno de los principales problemas de malezas en Estados Unidos”, confirmó. 

En soja, Charbonnier señaló que hay diferentes eventos con tolerancia a herbicidas, como glifosato y glufosinato; y dependiendo de la tecnología, también hay eventos tolerantes “a los hormonales dicamba o 2.4-D”. 

En cuatro años, dependiendo de las regulaciones, se prevé lanzar una soja que además tenga tolerancia a herbicidas inhibidores de la enzima HPPD, como el isoxaflutole.

También se proyecta que al final de la década se le agregue tolerancia a herbicidas inhibidores de la enzima PPO. “Aunque ya hay ciertos lugares en donde se ha reportado resistencia a estos herbicidas, brindaría más herramientas para el control de esta maleza”, afirmó.

Para el control de insectos destacó el nuevo modo de acción basado en tecnología ARN. Sostuvo que este evento utiliza un modo de acción diferente a las proteínas Bt, que funcionan como toxinas en el intestino medio de la larva. 

Esta nueva tecnología basada en ARN ya fue lanzada en Estados Unidos para el control específico del gusano de la raíz, “un problema enorme” en ese país, dijo el investigador uruguayo. La tecnología interfiere en la síntesis de una proteína esencial, causando la muerte de la plaga. 

Al enfocarse en un gen específico del insecto, no tiene actividad sobre organismos no objetivo. “Es un modo de acción totalmente diferente, con resultados muy buenos. Es un paso adelante de los eventos biotecnológicos contra insectos”, señaló.

También hacia el final de la década, se planea lanzar un evento orientado a controlar larvas que afectan la biomasa aérea, que estará basado en esta misma tecnología. 

En el caso de soja, recordó que en ciertos mercados ya se lanzó la segunda generación para el control de lepidópteros, que incluye tres proteínas Bt en comparación con la única proteína

Nota de Revista Verde N°105

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