Gobierno prevé otorgar beneficios Comap para el encalado de los suelos

El gobierno prevé otorgar beneficios fiscales en el marco de la Comisión de la Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap) para el encalado de suelos en el sector agrícola, con el fin de estimular proyectos específicos de esas inversiones, dijo el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, en la inauguración de la cosecha de cebada, organizada por la Sociedad Fomento de Ombúes de Lavalle, en esa localidad del departamento de Colonia, donde también participó el presidente de la República, Yamandú Orsi.
A la vez, Fratti adelantó que se estudia una regionalización de los seguros, en coordinación con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), según lo planteado en la reunión de ministros de Agricultura en Brasil. También anunció que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas analiza la habilitación de bitrenes y tritrenes para el transporte de granos, que podría reducir el 30% del costo de los fletes.
Sobre los beneficios impositivos de los proyectos de inversión, el gobierno está trabajando en una batería de medidas vinculadas a la Comap. “Son variantes pro inversión”, señaló a VERDE, una fuente del Ministerio de Economía y Finanzas.
El encalado es uno de los indicadores (compromisos) que el productor puede elegir para presentar un proyecto. Sin embargo, la interpretación de Comap es que las inversiones en encalado no se consideran inversión elegible. Esto significa que, si el productor presenta únicamente el encalado como proyecto, no accede a los beneficios previstos, porque le estaría faltando la inversión elegible. Por lo pronto, debe adicionar alguna inversión elegible para poder acceder al régimen, dijo a VERDE el contador Juan Dalmás.
El director del estudio Terrasol explicó que “un productor rural que realiza inversiones en maquinaria y en un equipo de riego –en este caso la inversión en riego representa el compromiso– accede a todos los beneficios fiscales”, lo que significa la “exoneración del 68% del total de la inversión” por concepto del Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE). Y comentó que el plazo para descontar la inversión mediante la exoneración del IRAE ronda los 10 años.
El profesional agregó que inversiones como encalado de suelos están entre los compromisos que puede asumir el productor, pero actualmente la Comap considera que no es una inversión elegible, como sucede con las vinculadas al riego.
A modo de ejemplo planteó el caso de un productor que invierte unos US$ 150.000 en la compra de un tractor y realiza una inversión de US$ 30.000 en encalado de unas 120 hectáreas. En ese caso el productor recibirá una exoneración del 36% del total de la inversión, que sería unos US$ 53.000 de devolución de IRAE.
Por este motivo el productor tiene que realizar alguna inversión en maquinaria u otro bien para entonces sí acceder a los beneficios fiscales, además de encalar su campo, indicó.
Considerando el criterio y la norma actual de la Comap, la exoneración se calcula sobre la inversión en maquinaria y no se incluye la inversión en encalado.
En cuanto a la intención del gobierno de incorporar las inversiones en encalado de suelos como inversiones elegibles, y así poder presentar un proyecto exclusivamente con ese fin, Dalmás explicó que el cambio “no requiere ni trámite parlamentario, ni decreto, es una cuestión de interpretación y cambiar el criterio que está tomando la Comap, porque el indicador de encalado ya existe y es un hecho”.
¿Por qué el encalado?
Cuando un suelo se acidifica “hay que encalar, y el problema en general no se arregla con dos toneladas por hectárea cada cuatro o cinco años”, señaló el ingeniero agrónomo Esteban Hoffman, director general de Unicampo Uruguay, a revista VERDE (ver N° 113), cuando se presentaron los primeros resultados del Proyecto Encalado que lleva adelante la Asociación Agro-Pecuaria de Dolores (AAD), con la consultoría técnica de Unicampo Uruguay.
El proyecto de la AAD comenzó en setiembre de 2021. “Es un gran proyecto, a cinco años, que tiene ocho campos donde se busca evaluar el impacto del encalado, hasta llegar a la posible fase de reencalado”, detalló Hoffman. El investigador explicó que el proyecto contempla situaciones donde el pH no es ácido, para poder evaluar que el problema está cuando el pH se ubica por debajo de 5,4, así como el impacto del encalado.
El ingeniero agrónomo indicó que “una de cada cuatro hectáreas en Uruguay, el 25% del área, está en un ambiente que se puede considerar ácido”. La información surge de un trabajo llevado adelante en conjunto con el Laboratorio Analítico Agro Industrial (LAAI), Unicampo Uruguay y la Red Agrícola Uruguay, donde se configuró una base de datos de dos zafras consecutivas, 2021-2022 y 2022-2023, donde hay 16.909 muestras purificadas, que contemplan todos los departamentos del país, que reflejan la magnitud del problema”.
Aclaró que esta información “casi no considera los suelos naturalmente ácidos, sino que concentra datos de los departamentos con uso más intensivo del suelo. En Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia, Flores, Florida y San José 27% de las chacras está con 5,4 de pH o menos, y en el promedio de esas chacras el suelo tiene un valor de pH de 5,2. “Definitivamente, un ambiente acidificado genera menor disponibilidad de nutrientes y pérdida de productividad”, confirmó.
Agregó que otro 25% de las chacras tiene valores entre 5,4 y 5,7 de pH, y “seguramente se vayan acidificando lentamente, dado que la tendencia no tiene perspectiva de cambiar”. “La mediana arroja un valor de pH de 5,7, mientras que hace 25 años era de 6,2 a 6,3”, indicó.
El proceso de acidificación se origina por “la intensidad agrícola y por la elevada productividad que están teniendo los cultivos. Esto seguirá aumentando lentamente, aunque creo que mucho más rápido de lo que la mayoría piensa, y es por eso que llegó la hora de ocuparnos de un problema que consideramos emergente”, advirtió.
Los resultados
“La técnica de encalado permite recuperar la productividad natural de los suelos” y en estos años de ejecución del proyecto de la AAD “hemos observado una recuperación de la productividad de 30% a 35% en la mayoría de los cultivos que se siembran en Uruguay”, comentó el presidente de la AAD, Enrique Carlos Oyharzábal.
Indicó que “sería muy importante que el productor pueda tener alguna forma de descontar impositivamente el encalado, porque se trata de una inversión muy alta, que ronda entre los US$ 500 y US$ 750 por hectárea, según la cantidad de toneladas, la fuente que se deba utilizar y de dónde se traslada, porque el flete tiene un peso muy importante en el costo del encalado”.
Para Oyharzábal, “una de las limitantes principales de la tecnología es el alto costo”. Si el productor “puede de alguna manera descontar impositivamente la inversión del encalado, eso facilita la toma de decisiones y le da cierta certeza de recuperar la inversión, porque se debe tener en cuenta que la mayoría de la agricultura en Uruguay se realiza sobre campos arrendados”, sostuvo.
“Un productor que no es propietario de la tierra y tiene que invertir prácticamente el costo de un año de cultivos para poder encalar, se encuentra en un brete y no le resulta sencillo tomar la decisión, porque no tiene la certeza de la tenencia de la tierra. Por lo tanto, cualquier herramienta que nos permita descontarla será muy bienvenida. Por eso aplaudimos y felicitamos la decisión de los ministerios de Ganadería y de Economía por pensar en incluir el encalado como un indicador directo en la Comap”, concluyó Oyharzábal.
Nota de Revista Verde N° 125




