En Argentina se mantendría el área de siembra en el ejercicio 2021 – 2022

A pesar de las distorsiones que generan en el mercado las políticas aplicadas por el gobierno que encabeza Alberto Fernández, la suba de precios genera expectativas
A pesar de las dificultades que enfrenta el sector productivo argentino, se estima que el área agrícola se mantendría en el ejercicio 2021-22, dijo a VERDE Teo Zorraquin, de la consultora argentina Zorraquin + Meneses. “Mi impresión es que, salvo campos muy marginales o en zonas muy alejadas de los puertos, el área no debería caer, aunque podría cambiar la proporción. Esa proporción se define un poco más adelante”, comentó.
A propósito, agregó que “no estamos viendo una caída importante ni en trigo, ni en soja, ni en maíz, pero si el gobierno interviene el mercado del trigo, que es el próximo cultivo a sembrar, es probable que haya una caída, como ocurrió varias veces”.
Confirmó que en Argentina más del 60% de la agricultura se hace sobre campos alquilados. “Este año se alquiló todo, y si a estos precios razonables le sumamos la lluvia, la intención de siembra va a estar al 100% de la superficie. Por eso no veo caídas de área”, explicó.
De todo modos, advirtió que “si se le sigue metiendo mano al trigo y al maíz, en algún momento veremos la sojización, que es lo que el gobierno decía que no quería. Hoy todavía no lo estamos viendo, y espero que no lo veamos, porque en los ambientes del Norte argentino, sobre todo, que son de suelos mucho más frágiles, se genera un deterioro ambiental y de condición de rendimiento muy alta”.
Zorraquin destacó que el sistema “está muchísimo más equilibrado, desde 2016, período del gobierno anterior. Tanto es así que hay un reclamo de la industria que procesa soja, porque le está faltando materia prima. El año pasado Argentina produjo 50 millones de toneladas de maíz, la misma cantidad que de soja, algo que nunca había ocurrido”.
Sostuvo que para que Argentina tenga bien cubierta toda su demanda de soja, necesitaría “unos 60 millones de toneladas. Se está trayendo algo de Paraguay, pero hay una especie de lucro cesante en la soja. Es natural que ocurra si a un cultivo le ponés el 33% de retenciones (soja) y a su competidor directo (maíz) le ponés el 12%; obviamente que terminará cerrando mejor la cuenta del maíz. No hay nada inventado. El productor es bastante racional a los estímulos equivocados, y responde de la mejor forma que puede para zafar con su propia economía”.
De todos modos, comentó que “todavía es temprano para estimar qué ocurrirá con el área de maíz. En marzo empezamos a cerrar los primeros planes para arrancar las siembras en mayo o junio; pero en principio tratemos de sostener superficie sembrada y equilibrio en la rotación”.
Planteó que si el gobierno interviene fuertemente, y al maíz de U$S 200 por tonelada lo lleva a U$S 150, para favorecer a los productores de proteína animal, “vas a tener una respuesta directa de caída en la superficie”.
Insumos
Consultado sobre la evolución de precios de los insumos, respondió que la cotización del dólar en Argentina hace que el mercado de los insumos se distorsione. “Los fertilizantes están subiendo, como suben en el mundo, pero se empieza a ver una inflación en dólares de los productos”, advirtió.
Pero destacó que en Argentina hay buena competencia en el mercado de insumos, y eso hace que las subas no sean tan violentas.
Previó que lo que puede generar alguna variación sería la falta de dólares en el país, y que el gobierno restrinja la importación de determinados productos. De todos modos, señaló que “las compañías ya compraron mucho para la campaña que viene, y no es probable un escenario de faltante de producto”.
Seguir a pesar de todo
Zorraquin comentó que “en Argentina pareciera que tenemos un anticuerpo más elevado que el resto, porque si mirás objetivamente es una locura, y decís que acá no se pueden hacer negocios. Sin embargo, hasta se puede hacer negocios en países que están en guerra, y Argentina tiene una especie de guerra interna entre lo de un sector del país que están de acuerdo con la producción y otra parte que no, y que habla mal de la locomotora del país, que es el agro”.
Informó que en estos años hubo inversores extranjeros y se han ido. “Nos dicen que no entienden el sistema, porque quieren sacar su plata y no pueden, quieren entrar con su plata y tienen complicaciones, les ponen impuestos que no estaban previstos. Todas esas incertidumbres hacen que le pidas a tus negocios rentabilidades más altas”.
Explicó que al planificar una zafra, a la planilla Excel para hacer agricultura sobre campo alquilado hay que exigirle 20% de rentabilidad en dólares. “Si te da el 4% o el 5%, que sería una renta normal en cualquier país del mundo, corremos el riesgo que me lo cambien en una tarde, con una disposición del gobierno”, señaló.
Agregó que, “a mayor riesgo hay más exigencia, y en algún caso termina reduciendo las inversiones, lo vemos en maquinaria, en activos fijos. No veo una reducción en tecnología, porque lo último que voy a hacer es afectar mi ingreso, entonces sigo fertilizando, aplicando los fungicidas correctos. Ya lo vimos de 2011 a 2015”.
Aseguró que todo esto “es una pelea permanente, que genera mucho desgaste, y eso hace que seamos peores de lo que deberíamos ser. Un agricultor o un empresario tiene que estar dedicado a producir y a manejar sus finanzas, no a estar además leyendo muchos reportes por día, previendo cambios de reglas o algo raro. Esa energía estaría mucho mejor aprovechada si se enfocara en producir 200 millones de toneladas, en vez de 130 millones”.
Intervenciones que afectan inversiones
El consultor sostuvo que la primera inversión que se afecta en agricultura es el grado de fertilización y el tipo de semilla, porque se compra una semilla más barata o se baja la fertilización al mínimo, para buscar alta eficiencia pero no máximo rendimiento”.
De todos modos, sostuvo que “esas dos cosas por ahora no se están viendo afectadas. Nadie deja de aplicar un herbicida, un fungicida o un insecticida. Porque son costos que se pueden ver, y el retorno está bastante medido”.
También dijo que otra inversión que se suele ver afectada es en el parque de camiones y maquinaria. “Se los hace tirar un año más, y eso reduce a la larga tu eficiencia. Tal vez no se note en el primer año, pero sí en el segundo o tercero”, dijo.
Empresas y escalas
El analista que dirige la consultora Zorraquin + Meneses señaló que “el cambio de la escala de productores se produjo en Argentina hace algunos años, cuando las empresas que apuntaban a sembrar 500.000 hectáreas se fueron y otras se redimensionaron”.
“Sacando dos o tres grupos que tienen tierra propia y siembran campo alquilado, sumando más de 100.000 o 150.000 hectáreas, hay muchos productores intermedios, que no necesariamente son dueños del 100% de la tierra, pero que siembran entre 5.000 y 10.000 hectáreas. Y hay un segmento intermedio de empresas, que siembran 50.000 o 60.000 hectáreas alquiladas”, detalló.
Afirmó que “cuando tenés escenarios de incertidumbre, los primeros que se ven afectados son los productores más chicos, los que supuestamente este gobierno dice defender. Son los primeros que salen del circuito. No tengo la estadística para demostrar que esto es realmente así, pero me consta que ocurre. Si no fuera por la suba de precios que estamos teniendo ahora, seguramente la crisis sería aún mayor”.
Caen rendimientos pero suben los precios
El consultor argentino Teo Zarraquin, director de la consultora Zorraquin + Meneses, destacó la suba de los precios de los granos. Recordó que cuando se hicieron los cálculos para la siembra, los valores eran mucho más bajos; y esa suba generó la posibilidad de obtener una rentabilidad superior a la prevista.
El factor que jugó en contra fue la falta de lluvias, que provocará que en algunas zonas los rindes de las cosechas de verano se vean afectados.
A propósito, dijo que “si bien no hay datos oficiales, podríamos pensar que tendremos 10% menos de lo presupuestado en gruesa (verano), y en trigo que habíamos estimado 21 millones de toneladas, ya se produjeron 17 millones, o sea que ahí perdimos 10% de la producción”.
De todas maneras destacó que, “aún con esa caída de rinde real o potencial, con estos precios el negocio es atractivo, pero después mete la mano el Fisco. Pero si uno tiene que hacer negocios en Argentina, más vale estar en algún eslabón de la cadena agroalimentaria”.
Advirtió que “lo que está ocurriendo ahora en maíz, trigo y carne, es que el gobierno está empezando a ensuciar el mercado. Se están repitiendo políticas aplicadas entre 2011 y 2015, que restan expectativas, desacoplan los precios de Argentina con los precios internacionales, más de lo que ya están por las retenciones”.
Detalló que en soja hay 33% de retenciones de derecho de exportación, en trigo y maíz 12%, además de otros productos. “Entre eso y un dólar que tiene un valor oficial y otro paralelo en sus distintas versiones, ese desacople existe. Todo ese ruido lo que hace es que, aunque ganes dinero, las expectativas, la confianza y la incertidumbre, son mucho mayores de las que serían en un escenario no tan intervenido”, aseguró el consultor del país vecino.