El tipo de cambio fue clave para la consolidación de la soja en Brasil

La devaluación del real permitió que la oleaginosa fuera un buen negocio aún cuando los precios internacionales eran bajos; esta zafra promete resultados extraordinarios
El tipo de cambio en Brasil fue clave para la consolidación del cultivo de soja en el país, que pasó a ser el principal productor mundial de la oleaginosa, aún en momentos de precios internacionales deprimidos. El área de soja viene creciendo año tras año. En la zafra 2010/11 se sembraron 24,25 millones de hectáreas (Mha) en el país, y se produjeron 73,61 millones de toneladas (Mt); y en el ciclo 2020/21 se sembraron 38,2 Mha y se producirían 133 Mt, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Desde diciembre de 2010 a diciembre de 2020, el dólar aumentó 225% y la inflación un 73,99%. En ese periodo en Uruguay el dólar aumentó 112% y la inflación 122,13%.
Considerando la evolución de ambos indicadores desde el quiebre de precios, del año 2014 y hasta diciembre de 2020, el dólar en Brasil se incrementó 96%, y la inflación 37%. En Uruguay, en el mismo lapso, el dólar subió un 75% y la inflación 62%.
El consultor brasileño en agronegocios, Daniel Pasculli, destacó a VERDE que en la zafra pasada los productores del país vecino quedaron con la sensación de haber alcanzado un gran lucro, superior al de años anteriores. Cabe recordar que la mayoría de los negocios en Brasil se concretan en moneda local y la soja mayoritariamente en dólares.
El analista consideró que “en la zafra pasada se notó el aumento del precio en reales, por la depreciación de la moneda brasileña, y el productor tuvo mejor rentabilidad frente a zafras anteriores. Ese claro sentimiento positivo entre los productores permitió que en esta zafra se mejore la fertilización, aumente la superficie y crezcan las áreas marginales que estaban dedicadas a las pasturas”.
Insumos
Pero como suele ocurrir cuando los precios de los granos suben, también aumentan los costos de los insumos. Pasculli confirmó que “hubo una gran valorización de los fertilizantes para la zafra que viene, por el escenario internacional de los fertilizantes fosfatados, que impactarán mucho en los precios de la próxima zafra”.
Agregó que las industrias de agroquímicos tuvieron una pérdida de lucro por el tipo de cambio, que impactaron directamente en sus costos en la zafra pasada. Y, por lo tanto, las ventas de productos para el año que viene buscan recuperar esos márgenes, y es la razón de los aumentos de hasta 20% en los precios de algunos productos.
También dijo que se observa un impacto en el precio de la maquinaria, tanto nueva como usada. “Debido a la pandemia hay dificultades de producción, muchos de los componentes de las máquinas son importados y hubo una disminución de oferta. Hoy es muy difícil conseguir maquinaria nueva. Todo esto significará un aumento de costos para las empresas que el año que viene aumentarán el área y necesitarán nuevos equipos y herramientas. Está muy difícil conseguir maquinaria y, cuando se puede comprar, el plazo de entrega es de más de seis meses”, afirmó el analista radicado en el estado de Mato Grosso.
Considerando todo esto, calculó que “los costos de producción pueden llegar a aumentar 15% o 20%”. Aunque también reconoció que depende mucho de la negociación, porque hay grupos que logran comprar de forma anticipada, aprovechan distintas situaciones y no tendrán tanto impacto en su estructura de costos.
Sin embargo, el productor promedio, que pide crédito y compra insumos en plena zafra, “tendrá un aumento de costos significativo”.
De todos modos, descartó que esta situación impida el incremento de área para la zafra 2021/22. “Lo que nos preocupa son los problemas hídricos en el inicio de esta zafra. Las lluvias llegaron atrasadas y eso impactó en la fecha de siembra de la soja. En algunas regiones hubo que resembrar, y pueden haber casos de quiebra de zafra en regiones del Centro-oeste y Sur del país”, advirtió.
El analista planteó que “si logramos conseguir los volúmenes, no hay problema”, pero advirtió que “habrá muchos productores que tendrán dificultades para cumplir sus contratos. Les será difícil conseguir los volúmenes necesarios y los plazos de entrega, lo que generará estrés en la zafra y en la capitalización de esos productores. Ese panorama preocupa”.
Comentó que en Brasil el productor compra los insumos a pagar después de terminar la zafra, y consideró que no habría problemas para que paguen. De todos modos, advirtió que “todo esto disminuye el lucro final del productor”.
Zafra actual y perspectivas
Pasculli insistió en que el retraso de las siembras fue lo que dificultó el aumento de área de soja en Brasil. “Como hubo que resembrar, creo que el área no aumentó mucho en esta zafra. Tal vez para la zafra que viene, con una situación normal, estos precios que tenemos para la soja serían un estímulo para que aumente el área”, consideró.
A propósito, agregó que el aumento de la demanda mundial de soja va a estimular a que los productores aumenten sus áreas. Pero advirtió sobre una limitante: “en Brasil tenemos dificultades legales para ir hacia un área mayor. Creo que el aumento podría ser del 5% del área, tal vez, pero no más que eso”.
El consultor, que trabaja en el estado de Mato Grosso –principal productor de soja y de ganado en Brasil–, dijo que allí “hay mucha área de pasturas degradadas, que necesitan un cambio”. Destacó que existe una simbiosis entre las dos actividades productivas, facilitado por el gran desarrollo de la siembra directa y de cultivos otoñales en las rotaciones.
Señaló que otros estados donde podría crecer el área de soja son: Paraná, Goiás, el Este de Bahía y el Sur de Pará.
Maíz zafrinha y algodón
En el período que Brasil conoce como zafrinha (zafrita en portugués) se cultiva maíz y algodón. “Nuestro algodón es un cultivo de segunda, a fines de diciembre comienzan las primeras cosechas de soja en un año normal, y enseguida se planta algodón”, explicó.
Comentó que el maíz de Mato Grosso no lograba buenos precios por cuestiones logísticas, pero desde hace dos o tres años, con el advenimiento de las industrias de etanol en base a maíz en el interior del estado, buena parte de ese producto se consume a nivel local, y los precios “se han vuelto interesantes” y permitió que “el panorama del cultivo en el estado cambie bastante”.
Agregó que el maíz es un cultivo importante en las rotaciones, pero que “no tenía un retorno financiero interesante”; sin embargo, destacó que “hoy también es un buen negocio”.
Tendencias
Consultado sobre qué tendencias visualiza en la agricultura brasileña, el consultor respondió que en el estado de Mato Grosso se percibe gran inversión en tecnología, y afirmó que “la agricultura 4.0 ya es una realidad”.
Describió que allí hay dos tipos de agricultores muy diferentes: por un lado los grandes grupos, “que son gigantes (algunos siembran más de 150.000 hectáreas), y que tienen todas las tecnologías posibles”; y por otro los pequeños y medianos productores, de 100 hasta 5.000 hectáreas, “que son la gran mayoría”, y que “han invertido mucho en tecnología”.
También destacó el intercambio sobre tecnología que surge en ámbitos como Aprosoja o en las agremiaciones rurales. “Los productores conversan bastante, intercambian mucho sobre estos temas, también sobre gestión, que creo que es lo que más ha impactado en las cuentas”, opinó Pasculli.
Agregó que “hoy el productor es un empresario, y desde hace alrededor de 10 años mejoró mucho la gestión, se invirtió mucho. El productor tradicional le está dejando lugar a los hijos, que están más formados, lo que ha impactado mucho porteras adentro”.
Y de porteras afuera se refirió a la parte comercial, de transporte y logística, además del financiamiento, que también ayudó a este crecimiento. “Estamos viviendo un momento de cambios muy grandes, que se podrán capitalizar en los próximos cinco años”, consideró.
Agregó que esto no solo ocurre en Mato Grosso, sino también en las regiones productoras del Cerrado, que también están en este proceso. “En muchas partes de Brasil tenemos áreas arenosas, de pasturas degradadas, que podrán permitir un aumento del área de soja en los próximos cinco años, sin que tenga que haber deforestación. Será un aumento de área de forma sustentable, lo que es muy bueno. Así que para los próximos años prevemos un aumento en la productividad y del área plantada”, sostuvo.
Relación con el gobierno
Sobre la relación del sector productivo con el gobierno que encabeza el presidente Jair Bolsonaro, Pasculli respondió que las autoridades nacionales están hace dos años en el poder y han demostrado que “tienen ganas de trabajar”. De todos modos, destacó que “este escenario se construyó en los últimos 10 o 15 años”, y que “todos los gobiernos contribuyeron”.
Daniel Pasculli destacó que “hoy vemos muy buena voluntad del gobierno, que está bastante alineado con el sector productivo, con los productores rurales, así que hay una tendencia de consolidar esto. Ya lo vimos con el crecimiento del área agrícola y de la infraestructura, que mejoró bastante. También vemos muy buena voluntad del Ministerio de Agricultura en apoyar al sector, liberando tecnología y productos fitosanitarios que estaban encajonados desde hace largo tiempo, así que todo esto es muy positivo”.
La logística de la soja en Mato Grosso
El consultor brasileño Daniel Pasculli comentó a VERDE que es muy interesante ver cómo creció la logística para sacar la soja de Mato Grosso hacia los puertos.
Explicó que en la actualidad, aproximadamente la mitad de la soja que se produce en ese estado (35 Mt) sale por el Arco Norte, y la otra mitad por carretera y vía férrea hacia el sur, por los puertos de Santos y Paranaguá.
Desglosó que de la zona de Cuiabá hacia el Sur, “la soja baja por el Sur”; y de la ruta BR 163 hacia el Norte, “sale por el Arco Norte. La del Oeste se divide, parte sale por el Norte, parte por el Sur y otro poco por Rondonia”.
Para salir por el Arco Norte se utiliza la BR 163, para llegar al puerto de Miritituba, en el municipio de Itaituba. Otra salida es por Rondonia, por la margen del río Madeira.
“Esto reduce el costo de transporte. Mato Grosso es el estado que más produce soja, y está en el centro estratégico de Brasil. Las distancias a los puertos del litoral son muy grandes (más de 2.000 kilómetros), y como la infraestructura de carreteras era muy variable, y los costos eran gigantescos”, comentó.
También mencionó que en Mato Grosso tenemos salidas por vías férreas, en la parte Sur del estado hasta Rondonópolis, “y eso ayuda bastante”; y hacia el Norte del estado la hidrovía.
La producción del Oeste del estado sale por Rondonia, y el Valle de Araguaia, utilizan la terminal ferroviaria de Tocantins, que sube la soja hasta Maranhao.
“Como Brasil es un país de tamaño gigantesco, la logística impacta mucho, y la tendencia es a mejorar cada vez más este aspecto”, enfatizó.
Indicó que el costo de sacar la soja por el puerto de Paranaguá es de 240 kilos por hectárea, mientras que los costos logísticos por el Arco Norte dependen mucho del lugar de salida de la soja, pero se ubican entre 150 y 180 kilos por hectárea. Incide mucho el tramo que se tenga que hacer en camión hasta la hidrovía. Hay proyectos para construir una vía férrea, lo que posibilitaría una reducción interesante de costos. Pero hoy la situación logística de quienes están cerca de la BR 163, cerca de Diamantino, ya es más interesante para salir por la región norte”.




