Agricultura

El manejo integrado es clave para enfrentar a las malezas resistentes, destacó el consultor Ramón Gijón

22 de septiembre de 2025

Se espera el lanzamiento de nuevos herbicidas, desarrollados con inteligencia artificial, pero serán para resistencias puntuales, adelantó el experto argentino Ramón Gijón

El uso intensivo de herbicidas, principalmente de glifosato, ha ido seleccionando biotipos resistentes de malezas. “Vamos agregando algunos otros productos, pero sigue apareciendo la resistencia. El herbicida sigue siendo la base, pero tenemos que pensar en alguna otra estrategia, de manejo integrado, donde pueden entrar alguna labranza, algún cultivo de cobertura, y sobre todo la rotación de los cultivos, que es la base del control”, dijo el especialista argentino Ramón Gijón.

El experto participó del lanzamiento de la zafra de maíz de Nidera Semillas y Agrocentro, realizado en Paso de los Toros (Tacuarembó), donde describió que está trabajando mucho con los herbicidas que existen desde hace mucho tiempo, combinándolos con otras herramientas de manejo integrado. 

El ingeniero agrónomo observó que la tasa de aparición de biotipos resistentes en Argentina “no se frena”. También señaló que varios productores han vuelto a algunas herramientas tradicionales, mecánicas. Pero sostuvo que “solamente en la mecánica no está la solución, sino en buscar las integraciones entre lo mecánica, cultivo de cobertura y químico”, dijo. 

Además, destacó que en planteos donde entra la ganadería “hay mucho menos avance de resistencia”. En tal sentido, llamó a “tratar de diversificar al máximo el sistema, con una rotación de varios cultivos”, algo que “hace que el avance de la resistencia lo podamos, al menos, retrasar”. Sostuvo que “los mayores problemas se dan con la agricultura continua, sobre todo sin rotar modos de acción de herbicidas”. 

Afirmó que “lo ideal es aprovechar la tecnología que tenemos a disposición”, como los materiales Enlist, Clearfield, glifosato y los preemergentes. “Creo que el productor debería usar un año uno, y al otro año otro, y no casarse con determinada tecnología, porque así se generan los problemas”, dijo. Aunque reconoció que esto “es muy difícil”, porque “es algo propio del ser humano, que cuando a uno le funciona bien una tecnología la quiere seguir usando”. 

A propósito, comentó que un productor que está conforme con el desempeño de una tecnología la vuelve a usar al siguiente, y al otro año de nuevo, y “así se empieza a generar esa selección con el herbicida”. 

“Lo ideal sería rotar las tecnologías, y además que hagan otro cultivo, donde se hizo cultivo de verano se debería hacer cultivo de invierno. Pero todas las tecnologías tienen su posicionamiento, y no hay que pasarse totalmente a una y abandonar las otras porque no le funcionan tan bien. Las tecnologías más antiguas siguen siendo herramientas válidas, y las podemos combinar e integrar con las nuevas, para confundir a las malezas y que no se genere resistencia”, recomendó. 

Gijón consideró que de a poco los productores son más conscientes de esta realidad y ponen en práctica estas recomendaciones, sobre todo por parte de quienes son propietarios de la tierra. 

Comentó que en Argentina “muchos productores o hijos de productores han vuelto al campo, y por ahí vienen con otra filosofía, de cuidar el suelo, de pensar a futuro”. Analizó que muchas veces los campos arrendados se manejan con una mirada cortoplacista, buscando soluciones momentáneas, sin pensar en el manejo de malezas a futuro. 

“Las malezas están en el suelo y hay que pensar en ese banco de semillas, en cómo lo podemos ir agotando, y ese manejo integral es el que nos va a ayudar”, remarcó. 

Otra de las razones que llevan a que el productor adopte cada vez más esta estrategia tiene que ver con los cotos, porque “el paquete tecnológico de herbicidas le sale muy caro, y los márgenes en la rentabilidad son muy finitos, y muchas veces no le queda otra que volver a esas estrategias más integradas”, indicó. 

Experiencia en el sur de Buenos Aires

El especialista relató la experiencia en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, donde los cultivos de trigo y cebada “son los más importantes, y los productores fueron aumentando el paquete tecnológico cada vez más, hasta que llegó un momento en que los números empezaron a ser muy finitos”. Explicó que en aquella región “hay muy poca rotación con (semilla) gruesa, y los mayores problemas son con raigrás con resistencia múltiple”. 

Señaló que los productores seguían haciendo trigo sobre trigo, y “metiendo un paquete tecnológico cada vez más caro, hasta que la rentabilidad era muy escasa, y empezó a sembrar maíz, con cero tecnología, porque en esos lotes no había gramíneas ni malezas de hoja ancha, solo raigrás, usando baja densidad, porque es una zona semiárida; y así le fue buscando la vuelta con otro cultivo”. 

Pero también señaló que luego de tres años seguidos de maíz, porque no pueden volver a (semilla) fina, “empiezan a tener problemas de malezas de verano, y tienen que empezar a gastar de vuelta, y el número se vuelve a hacer más finito”. 

Por eso, insistió en la importancia de la rotación. “No hacer un solo cultivo es lo ideal, es la forma de no llegar a tener que usar esos paquetes tecnológicos de herbicidas tan caros”, dijo. Además, advirtió que “llega un momento en el que también estamos generando un impacto ambiental, que no lo estamos midiendo, así como a una rentabilidad muy finita”. 

Las tecnologías que se vienen

El ingeniero agrónomo argentino adelantó que “lo interesante es que ahora empiezan a aparecer algunos herbicidas nuevos, como una luz en el camino”. De todos modos aclaró que “tampoco es algo mágico como lo era el glifosato, sino que son productos que van a funcionar para determinado nicho”. E insistió en que la sustentabilidad a futuro debería ser con rotación y manejo integral.

Comentó que “estamos trabajando con las grandes multinacionales, que empezaron a desarrollar nuevos herbicidas”. Detalló que tecnologías como la inteligencia artificial “están dando una mano muy grande, y de manera acelerada, en el diseño de moléculas”. Señaló que antes, se diseñaba un herbicida a prueba y error, “pero ahora ya hay tecnología que permite diseñar un herbicida que va a controlar una maleza, que tiene una mutación que ya se conoce”. 

El experto confirmó que “vamos a tener nuevas moléculas, pero van a ser para malezas y resistencias puntuales”. Por lo tanto, el productor ya debería conocer qué tipo de resistencia tiene su maleza, para usar un herbicida específico y así controlar ese biotipo en particular. “En ese sentido habrá un avance grande”, valoró. 

Además, destacó que la biotecnología “también sigue ayudando en cultivos resistentes a herbicidas que no estamos utilizando, como soja resistente a HPPD (Hidroxifenil Piruvato Dioxigenase), por ejemplo”.

Nota de Revista Verde N° 123

SyngentaSyngenta
Erro GrapErro Grap
6 - 00:30