Destacada adaptación de materiales NK a las condiciones de Uruguay

Yalfín ofrece opciones para explorar altos rindes, aún en años con déficit hídrico, demostrando su gran rusticidad y estabilidad; todos cuentan con el evento Viptera 3
Es destacada la adaptación de los maíces NK a las condiciones de Uruguay, enfatizó el ingeniero agrónomo Gabriel Castiglioni, integrante del departamento técnico-comercial de Yalfín. “Es una genética que ofrece materiales para explorar altos rindes, pero se adapta muy bien a las condiciones de Uruguay, donde en la gran mayoría de los años tenemos algún inconveniente hídrico. Allí sobresale su rusticidad y estabilidad”, remarcó.
Todos los materiales cuentan con el evento Viptera 3 (Vip 3), que brinda resistencia a lepidópteros, gusano de la espiga, cogollera y barrenador del tallo, sumando resistencia a glifosato y glufosinato de amonio.
La gama de híbridos cubre las siembras de primera (tempranas y tardías) y las de segunda. SYN 979 Vip 3 “es el material de mayor potencial de rendimiento del portafolio”, destacó. Agregó que “tiene un ciclo largo y está posicionado como híbrido de grano húmedo y también para silo de planta entera, con alta tecnología. Reúne mucha producción de grano, mucha estabilidad y, a su vez, una planta con alto porte. Todo esto hizo que se posicionara en algunas zonas como un material para la producción de silo planta entera”.
Es un híbrido para sembrar a partir de setiembre y hasta octubre, “en función del momento en que se ubique la floración”, explicó. Sobre la densidad de siembra, señaló que depende del índice ambiental, algo que se compone por los resultados de años anteriores, tipo de suelo, proyección climática, y “todo eso nos permite acercarnos y proyectarnos a la cantidad de kilos que podríamos tener”, comentó.
Sobre esa base se recomiendan las poblaciones. A nivel general, SYN 979 Vip 3 se comporta “muy bien” con 60.000 o 65.000 plantas a cosecha, “para grano como para silo”, indicó.
Agregó que “es un híbrido estable, que tolera bastante bien el estrés y, ante una suba de la población no habría repercusiones en el rinde”.
Por otra parte, Castiglioni se refirió a SYN 897 Vip 3, un híbrido de ciclo intermedio y de grano colorado. “Tiene un perfil más granífero, con una buena sanidad de planta, muy alto potencial, con alta producción de grano, que se ha posicionado muy bien en esquemas bajo riego. Está recomendado para siembras de primera y también se lo puede utilizar en una segunda temprana, porque la sanidad lo permite; pero la fecha tope de siembra está sobre el 10 de diciembre. En ese caso tiene un nicho acotado”, explicó.
Consideró que es un material para explorar altos potenciales de rinde. “En secano apuntamos a una población en torno a las 55.000 plantas a cosecha. En los sistemas bajo riego la recomendación de población es caso a caso, en función del planteo buscado y los recursos disponibles. El híbrido en esos planteos ha logrado rindes de 15.000, 16.000 o 17.000 kilos por hectárea”, afirmó.
Sobre SYN 875 Vip 3 explicó que se trata de un material conocido, de ciclo intermedio y de grano colorado, “posicionado para siembras de primera y es muy estable”, sostuvo.
En ambientes de 5.000 kilos a 8.000 kilos, “tiene un comportamiento excelente y muy estable. Con esa virtud, y en función del crecimiento del área de maíz en zonas no tradicionales, es un material que se viene destacando. Es muy importante la estabilidad que viene mostrando en ese segmento. Es el maíz para zonas que buscan estabilidad en el correr de los años”, aseguró.
Y también señaló que, en siembras de secano, tolera poblaciones más altas, “desde 50.000 y hasta 65.000 plantas a cosecha”.
“El material más utilizado en siembras de segunda”, según Castiglioni, es SYN 840 Vip 3. “Tiene ciclo intermedio, muy buena sanidad y es muy estable”, destacó. Por eso y con el paso del tiempo, “el productor confía en el material”, porque cuando se dan las condiciones explora altos rindes, pero “nunca te deja a pata” cuando las condiciones no son las mejores, porque “tolera muy bien el estrés”, señaló.
En cuanto a la población, dijo que depende del ambiente y la decisión del técnico o productor, si es más o menos conservador. “Con esos elementos vemos que el rango puede ser amplio, y va desde las 50.000 a las 60.000 plantas a cosecha, dependiendo del índice ambiental y el objetivo buscado”, explicó.
Castiglioni sostuvo que se viene de una zafra con mucha disparidad, en función del comportamiento climático. “Por eso, la estabilidad en condiciones de estrés es un elemento muy importante, porque aporta rindes que sostienen al negocio”, dijo.
Comentó, además, que viene creciendo la siembra de segunda, sobre la base de la estabilidad que aporta al sistema. “Este año el promedio de rinde de los maíces de segunda está 1.000 kilos por encima del promedio de los cultivos de primera”, destacó.
Por último, agregó que el maíz “se viene expandiendo y vemos al cultivo en departamentos donde no se sembraba. Mejoró el planteo tecnológico, la calidad de siembra, la fertilización, el manejo de herbicidas, se sumó la biotecnología con la resistencia de insectos y el avance genético. Eso motivó que muchos productores hayan apostado al cultivo, lo incluyeran e incrementaran el área, porque los resultados obtenidos han sido buenos”.
Nota de Revista Verde N° 95




