Agricultura

La Red de Trampas de Monitoreo marca que las heladas arrasaron con la población de chicharrita

19 de julio de 2024

Los primeros resultados de la que se lleva a cabo en Argentina muestran que la ola polar de junio y julio arrasó con las poblaciones de la chicharrita, mucho más de lo que se esperaba, y liquidó maíces voluntarios o guachos brotados o por brotar, señala una comunicación de Maizar, entidad que reúne a la cadena maicera argentina.

Alejandro Vera, investigador de la sección Zoología Agrícola de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), indicó que “hay dos zonas muy complejas en la Argentina, que yo llamo ‘las puertas del infierno’, porque son los lugares que han tenido mayor incidencia y donde prácticamente el productor no cosechó: una es Los Altos, en el sur de Tucumán y Catamarca, y la otra es San Justo, en el norte de Santa Fe. Estamos estudiando la dinámica poblacional en estas zonas desde el año pasado, y hoy la presencia de chicharritas es cero, cuando en abril había 2.000 por trampa”.

El investigador cuenta que si bien tenían antecedentes en la bibliografía sobre cómo las bajas temperaturas impactan en estos insectos, que son ectotérmicos (incapaces de regular su propia temperatura), ahora están obteniendo pruebas empíricas locales de cómo actúa.

“En Los Altos hubo heladas de muy alta intensidad para esta zona: a partir del 7 y 8 de julio se registraron -5 °C por lo menos durante 7 horas. Lo mismo pasó en San Justo, donde también están encontrando cero capturas en las trampas. Entonces empezamos a entender que las heladas están reseteando el sistema”.

Según Vera, además del umbral térmico vital, están encontrando que heladas no tan intensas, pero que se mantienen por varios días, generan un impacto similar. Esto se repite también hacia el este, otra zona que fue problemática.

“Por ejemplo, en Isca Yacu, Santiago del Estero, hasta la segunda quincena de junio nosotros capturábamos en promedio 250 chicharritas por trampa. Los días 26, 27 y 29 de junio se produjeron heladas con -1 °C, pero el día 30 se produjo una de -2,5 °C, y a la semana siguiente la población cayó a 20, es decir, 92%. Estos datos nos colocan en otro escenario respecto al de hace un mes: se empieza a barajar y dar de nuevo y la plaga arranca con alta desventaja”.

Las heladas no solamente mataron a las chicharritas, sino también a los maíces a punto de brotar, llamados voluntarios o guachos, sensibles a las bajas temperaturas, sostiene Vera.

“La temperatura está contribuyendo muchísimo en el sistema, porque se pensaba que iba a haber un gran remanente de Dalbulus maidis, pero las poblaciones se están diezmando y también el maíz guacho, que es el foco de inóculo, porque este insecto solamente se alimenta de maíz y se reproduce en maíz”, acotó.

Pese a la excelente noticia, el especialista dice que no hay que relajarse en el monitoreo. Si cambia la condición y empieza a brotar maíz, “hay que controlar: el potencial reproductivo del Dalbulus no permite descuidarse. Pero que haya un remanente nulo o mucho menor gracias a la temperatura no es lo mismo que encarar una plaga que ha crecido mucho”.

Para Vera, “esa es una enseñanza que nos quedó”. El año pasado, “pensábamos que 5 chicharritas eran poco, pero tienen un crecimiento exponencial: 5 se transforman en 50 en una semana, en 250 a las dos semanas, y en más de 1.000 al mes. Por eso nunca debemos dejar de estar atentos. Brasil, que tiene Dalbulus desde hace años, basa el éxito de su manejo en mantener baja la población”.

Con la aparición de la plaga de Dalbulus maidis y el complejo de achaparramiento del maíz que transmite, Maizar está coordinando la Red Nacional de Trampas de Monitoreo en 450 puntos del país, en un trabajo mancomunado con la Estación Experimental Obispo Colombres, el INTA, Aapresid, CREA y otras instituciones.

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